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lunes, 23 de junio de 2014

El dolor psicosomático

SOLO DOS ELEMENTOS PARA LOCALIZAR 
LA CAUSA PATOLÓGICA: EL CUERPO Y LA PSIQUE

      A la paciente ya no queda prueba por hacerle y el dolor no cesa. "Es como un puñal clavado debajo de la escápula derecha, exactamente debajo del vértice de la misma. Se va y viene cuando quiere". Desde el masaje hasta la manipulación quiropráctica, desde la terapia por calor hasta el tens muscular, desde la radiografía hasta la resonancia... pasando por todos los analgésicos habituales (incluidos algunos opiaceos), pero, tal como se ha dicho, el dolor no cesa. Por tanto solo quedan "los nervios" (como se suele decir para no utilizar palabras como "lo psicológico", por las connotaciones relativas a "estar mal de la cabeza", el "coco" o la "azotea").  

      El caso es que no hay mas: solo contamos con dos elementos básicos: el cuerpo (el soma) y la mente (la psique). De ello se desprende que no hay ninguna patología que no comprenda los dos extremos en un solo concepto: lo psicosomático. 

      En cualquier caso, si el dolor no responde a ninguna causa física, ósea, muscular, tendinosa, neurálgica, circulatoria o simplemente accidental (golpe, raspadura, esfuerzo singular, etc). tendrá que responder a causas emocionales: disgustos, contrariedades, crisis nerviosa o, algo más común, decepción, frustración, desesperanza... con sus correlatos de depresión o ansiedad, o ambas cosas a un tiempo. Todo ello culminará en la "necesidad" inconsciente del paciente a "somatizar" su estado emocional. O séase, convertir el doloroso sentimiento no consciente en un dolor físico absolutamente real.

      Y decimos "doloroso sentimiento no consciente", puesto que si el paciente fuese consciente de la contrariedad emocional que le produce el verse de pronto "viejo" o "vieja", con solo cuarenta años (un suponer), o harta de ser menospreciada su opinión, o del comportamiento de sus hijos, o del convivir con mamá o papá (o ambos) "que aunque les quiero mucho, no se puede tener una discusión con tu marido o un buen "revolcón", cada vez más distanciado, en la habitación de al lado". 

      Así, decíamos, si el paciente es consciente de ello, no sufrirá la mencionada somatización. Esta se producirá siempre que el paciente ignore el peso de esa circunstancia en el equilibrio de su sistema psicosomático. Es más, en el caso contrario, rechazará de pleno tal diagnóstico, tal como si supiese de antemano que de aceptarlo debería afrontar una situación de muy difícil resolución: siempre será mucho más fácil tener que soportar un dolor físico al cual culpabilizar del estado emocional, que a la inversa: aceptar que la situación existencial está provocando el dolor físico.

"NINGÚN PROBLEMA"


      "Yo no tengo ningún problema con mi marido, ni con mis hijos, ni con mi trabajo, ni con mis vecinos, ni con mi familia ni con la familia de mi marido, más allá de los problemillas muy puntuales que cualquier hijo de vecino puede tener en esos casos, así es que no es por allí donde esta el problema, usted póngame las agujitas que el dolor se va y con eso me basta y sobra". 

      Se le explica que si, que bien está el paliativo de las agujas para el dolor, comparado con la ingestión de medicamentos siempre comprometedores para el estomago, pero estaríamos "nolotiando" la acupuntura, utilizándola como un valor sintomático. Mejor será regular el sistema energético desestabilizado por la situación emocional. "Que no, que lo que quiero es quitar el dolor, con eso me basta y sobra".

      No obstante, como es de suponer, además del tratamiento acupuntural de "arrastre" del dolor (puntos extremos de manos y pies), se pondrán otros de sedación o dispersión, asi como de tonificación, según la necesidad manifiesta por las mediciones realizadas a sus meridianos energéticos, más sus pulsos y la observación del cuerpo lingual.

LA OTRA CARA


      Pasado un tiempo, de pronto un dia la paciente se aparece en la consulta y nos hace el siguiente relato: "No se lo va a creer, ayer iba de camino al trabajo, iba conduciendo mi coche, y de pronto me di cuenta que mi marido no es aquel que yo esperaba cuando era solterita. Es verdad que no es putero, ni borracho, que es trabajador y que no me trata mal, sino todo lo contrario. Pero también es verdad que si yo le dijera un día algo así como tenemos que hablar o me gustaría decirte algo... se pondría en guardia y me soltaría eso tan común de qué pasa ¡te quieres separar como tu amiga!... vamos, que se asustaría. O sea que mis frustraciones de ama de casa que no pudo seguir una carrera o cualquier otra cosa, se la tengo que contar a una amiga... pero no a él".

      Y sigue: "eso no es nada, mis hijos a quienes quiero mucho, son insoportables. Cuando vuelvo del trabajo me vuelven loca porque hacen lo que quieren, mal criados por sus abuelos y por las chicas de la guardería. Mis vecinos son unos cotillas, mis compañeros de trabajo se pasan el tiempo tratando de hacerme una zancadilla para progresar a mi costa, mi marido no se siente nada cómodo con mis hermanos y yo no soporto mucho a mi suegra... pues bien, a esa altura de mis pensamientos llegué a mi trabajo aparque el coche y me di cuenta que no tenia el dolor de la espalda. Se me había ido y lo mejor es que hasta este momento no me ha vuelto. ¿Usted cree que tendrá algo que ver una cosa con la otra?".

      Es el momento preciso en que hay que decir aquello de "es muy posible". Para no decir aquello de "pedazo de zoqueta, te lo vengo diciendo desde hace más de un año". Y no puedes decirlo porque para esa altura de los acontecimientos ya te has encariñado con la paciente y en ella ves a tu hermana, a tu madre y lo que es peor aún a tu.... mejor no lo digo porque me llenaría de vergüenza.

      Porque así somos, poco mas, poco menos, pero así somos: es mas fácil percatarse de la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio. Como para no haber centenares de señoras diagnosticadas de fibromialgia, palabreja que no tiene otro significado que dolor (algia) en las fibras (músculos), lejos de ser un diagnóstico (causa de una patología) sino solo la discripción de un síntoma. 

"ALGIAS" E "ITIS"


     Claro que no es lo mismo decir a un paciente que llega con un fuerte dolor en el sacro: "a usted lo que le pasa es que le duele aquí", señalándole el hueso sacral, que "usted tiene una sacrialgia". Lo primero suena a broma pesada, puesto que el paciente ya sabe donde le duele, lo segundo parece un diagnóstico y sin embargo no es mas que la descripción del síntoma en lenguaje "médico". Tal como "pancreatitis" para una inflación del pancreas (itis, inflamación), "tendinitis", "rinitis", "neuralgia" y otros centeneres de términos aparentemente medico-sanitarios.

      Sabemos que aquel dolor es psicosomático, porque sabemos cual es la causa que lo provoca. Pero de momento, la educación sanitaria nos lleva a calificar las patologías por sus síntomas y no por sus causas. Es mas, hay que educar al paciente para que solicite del profesional un lenguaje "entendible" y no sintomático, que explique la causa del síntoma y no solo su descripción. Será en beneficios de todos. 

                                                                      JLE y PR