SORPRENDENTE CAMBIO DE ACTITUD DEL MINISTERIO DE SANIDAD FRENTE A LA HOMEOPATÍA
Ayer mismo, por fin, llegó la gran noticia: “La homeopatía sale del limbo”, titula un periódico. “El Ministerio de Sanidad aprueba la homeopatía”, otro. “Los productos homeopáticos serán considerados fármacos”, o “La homeopatía es considerada segura pero no eficaz, sin embargo será legal”. O sea, la información sigue siendo algo confusa, en tanto nadie se pregunta el por qué la homeopatía, que desde hace veinte años cuenta con autorización oficial de venta en farmacias, vilipendiada por numerosos gerifaltes del ámbito sanitario académico, incluso por el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina, así como de casi la totalidad de los Colegios de Médicos españoles, de pronto, el Ministerio de Sanidad que gerencia Ana Mato, “prepara una orden ministerial que otorgaría el visto bueno a miles de fármacos que ya se venden en farmacias”. ¿Qué es lo que ha pasado para que se produzca ese cambio de "enfoque"? He aquí, la respuesta:
Por un lado, la ministra Mato (apellido ideal para un ministro del Interior, pero no de Sanidad) que –repetimos- gerencia la Sanidad española, ha descubierto que la administración del Estado español ha estado perdiendo la oportunidad de recaudar millones de euros –antes pesetas- durante más de veinte años. Es muy difícil hacer el cálculo del total de lo no recaudado, pero es sumamente fácil suponer que son miles de millones. Un solo laboratorio –Boirón- cuenta con más de mil sustancias en su catálogo.
AFÁN RECAUDATORIO
Lo más increíble son los argumentos que se utilizan para negar la eficacia de estos medicamentos. Se afirma, por ejemplo, que “su efecto podría ser el mismo que el placebo”. El nunca suficientemente lamentado fallecimiento del eminente psiquiatra español, José Manuel Lado, no nos impide recordar sus palabras, repetidas con énfasis: “No existe ningún psicofármaco que no sea placebo”, concepto que bien podríamos extender a numerosos otros fármacos que se expenden en farmacias para infinidad de patologías sufridas por los nunca mejor dicho: pacientes.
A lo antedicho debemos agregar el cúmulo de efectos secundarios que terminan provocando una serie de síntomas que normalmente son paliados con otros fármacos. Junto a ello la obvia reflexión que nos hacemos cuando constatamos que no existe ningún laboratorio que se dedique a investigar qué efectos secundarios producen la combinación de varios medicamentos en el mencionado paciente. Y así, de seguido hasta el infinito.
LOS "PORQUÉS"
En el último informe elaborado por el Ministerio de sanidad, año 2008, la homeopatía era considerada ineficaz, placebo y carente de comprobaciones científicas suficientes. En tanto que la acupuntura era la única de las terapias “alternativas” (no olvidemos que para muchos de nosotros es “complementaria” y no precisamente “alternativa”) a la que se daba cierta aprobación. Y es que todavía no han encontrado el método fiscal de meterle el diente con una perspectiva suficientemente atractiva desde el punto de vista recaudatorio.
TIEMPO AL TIEMPO
Todo se andará. En cuanto caigan en la cuenta que las agujas se pueden vender en farmacias -tal como ahora mismo están a la venta al público las hipodérmicas, con sus respectivas jeringuillas- y los acupuntores recetarlas: "Dos blister de veinte agujas de 30x40 con cabeza plateada" o "con cabeza de cobre" -mejor para la terapia electroacupuntural- más "una de 30x75" -para el VB30-.
Así, le cobramos impuestos al importador y hasta al paciente, que paguen todos. Y que se enfermen muchos. Repugnante.
José Luis de Elorriaga y Canosa