Envíanos tu comentario: fundaciondoctorelorriaga@gmail.com



martes, 26 de noviembre de 2013

Publicidad engañosa en la oferta sanitaria privada

DIFERENCIAS SUSTANCIALES ENTRE MEDICINA "INTEGRATIVA" Y MEDICINA INTEGRAL

En los últimos meses hemos contabilizado hasta once anuncios de empresas sanitarias privadas que publicitan servicios de medicina “integrativa”. La palabreja se ha instalado en la publicidad de forma desconsiderada. En principio –y no es lo más importante-  la citada palabreja es un invento que chirria tanto en su acepción cuanto en lo fonético, pero lo más grave es que si lo que se quiere promocionar es un criterio de medicina “integral”, entenderíamos que se está hablando de la incorporación del infinito número de técnicas terapéuticas no incorporadas a la medicina oficial, fundamentalmente basada en la farmacología. Pero no es así. Es, simplemente, un falso mensaje comercial de la sanidad privada.

      En principio, muchos de nosotros no estamos en contra de la sanidad privada (de hecho nuestro servicio, la acupuntura, como todos aquellos que se ofrecen en el ámbito de la medicina natural, es un servicio privado), pero sí estamos a favor de una sanidad pública eficaz, universal y financiada por medio de los impuestos (ya que lo de “gratuita” es un falso concepto) que solo llega a ofrecerse en etapas o épocas de bonanza, las que solemos hablar de una “sociedad del bienestar”.

      De momento, solo la fisioterapia y la psicología son consideradas algo así como técnicas de apoyo, oficial, si, pero “de aquella manera”. En realidad, el paciente es derivado al fisio algo así como “para sacárselo de encima”, porque no ha respondido al habitual antiinflamatorio y su correspondiente analgésico. Así como es derivado al psicólogo casi por empatía con algún profesional, puesto que lo habitual será recurrir al psiquiatra, que medicará al paciente deprimido o ansioso, pero que será poco eficaz cuando el paciente es ansioso-depresivo. Es el caso en el que la solución será el psicólogo o psicoanalista (este último en servicio privado).

Esto no es una "utopía"

      De aplicarse una medicina integral –que no “integrativa” – la aportación del masajista, del acupuntor, del especialista en reiki, del psicoanalista, del especialista en “par biomagnético”, del experto en terapias con la aplicación de Flores de Bach, del homeópata, en fin de todo aquel que puede aportar algo a la mejora del paciente… sería infinitamente útil, económica y fundamentalmente estabilizadora-reguladora en cuanto a las enormes listas de espera que sufren los enfermos cuando necesitan de la atención especializada de un profesional.
 

      Esto que parece una utopía, sobre todo con gobiernos que eligen sistemas económicos restrictivos para la mayoría de la población, frente a otros que prefieren la expansión económica (ambos dentro del sistema económico "de mercado"), no lo es en países donde  lo que importa es mantener sana a la población por encima de cualquier otro interés. O bien por la idiosincrasia de sus gobernantes. En China, por ejemplo, todo lo que “cura”, vale, y a todas la especialidades que enumeramos más arriba, agregan el Qi Gon o Chi Kung, ejercicios específicos para cada una de las enfermedades, inclusive ejercicios específicos para cada tipo de cáncer.

      Pero esto no es así solo en algún país asiático. También de forma oficial lo es en Cuba, país que merece un alto reconocimiento en cuanto al nivel de los profesionales de la medicina (no así claro está en cuanto a la oferta de medicamentos para la población, en parte por el bloqueo comercial a que está sometido el país por parte de los Es
tados Unidos).

EJEMPLO SORPRENDENTE

Pero hete aquí que, tal como hemos podido comprobar in situ, y en dos oportunidades, tanto en New York, como en Filadelfia, o Washington, la acupuntura es un servicio que prestan todos los seguros médicos del país, así como que la población cuenta con numerosas farmacias naturistas al estilo oriental, incluso en algunos supermercados hemos podido comprobar que –tal como en Beijing, China)- se ofrecen servicios de acupuntura o de tratamientos naturalistas, incluida la oferta de productos de esa índole en las estanterías de los mismos. Sorprendente, es verdad, pero ahí están para escarnio de países “civilizados” como algunos de Europa, pero no en todos: en Alemania, Suiza y Francia, nos encontramos con niveles de atención en medicinas naturales, al menos, en un nivel parecido.

En alguna oportunidad hemos denunciado el intento de prostituir la profesión por parte de alunas compañías de seguros privada, ofreciendo colapsar las consultas de acupuntura con pacientes abonando diez euros por cada uno de ellos. La respuesta obvia es negativa, primero porque no es lo mismo atender a un paciente durante unos minutos para recetar un medicamento que auscultarlo en cada una de las oportunidades tomando los pulsos, observando la lengua, consultando su estado general para luego deducir donde aplicarle entre 10 y 25 agujas, con el cuidado correspondiente (profundidad, dirección, manipulación, con moxa, con impulsos eléctricos... según cada caso). 

Ante la explicación correspondiente respecto del tiempo que nos lleva cada paciente (sin hablar del masajista, el reiki, los test del kinesiologo, o aquel que recetará flores de Bach), la respuesta suele ser "si usted no acepta, tenga en cuenta que alguno de sus colegas lo hará". "Si alguno acepta esas condiciones -replicamos- son ustedes quienes no deberían contratar a un profesional que este dispuesto a trabajar rápido y barato puesto que ello ira en demérito de la compañía". Y aquí llega el golpe de efecto: "Pues, para su conocimiento, hay profesionales sanitarios que con tal de tener pacientes cobran cinco euros por consulta". Si este es el resultado de privatizar la sanidad, parafraseando en sentido inverso a un expresidente del gobierno español "preferiremos morir de aburrimiento en un hospital chino, a morir apuñalado en una calle de Madrid".  

                                                                       JLE y PR

N. de la R.: La lamentable frase, del expresidente de gobierno español, Felipe González era "Prefiero morir apuñalado en el metro de Nueva York, que de aburrimiento en las calles de Moscú".