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viernes, 6 de septiembre de 2013

¿Está enfermo porque es gay o es gay y está enfermo?

Homosexualidad y acupuntura

      Los poetas, los artistas (Dylan Thomas o Vicent van Gogh) alcohólicos unos y otros aún más desesperados ¿pueden ser considerados “enfermos”?  Pues, si es alcohólico o sufre algún tipo de neurosis, seguramente sí. Pero no será considerado enfermo por ser poeta o pintor. ¿Podemos considerar la extraordinaria belleza de la Bardot –aquella, claro está- como una enfermedad por ser tan diferente? Por último y ya en tono de desconsiderada burla, el filósofo se preguntaba si ser católico puede ser una enfermedad y si debería ser tratada por la medicina. Toda esta reflexión viene al caso por la ola de manifestaciones homófobas u homofóbicas de los últimos tiempos: desde un alto clérigo (alto dentro de la jerarquía eclesiástica y no por su nivel intelectual) hasta una persona que trabaja de médico (lo de persona y médico son eufemismos) han afirmado que la homosexualidad es una enfermedad. Como la medicina oriental coincide con Hipócrates (“No hay enfermedades sino enfermos”), eso que olvida nuestro sistema sanitario volcado a la farmacología y al negocio, veremos hoy cómo tratar la homosexualidad con acupuntura.

      La naturaleza da infinidad de variantes. Referirse a cualquier individuo por su peculiaridad con el calificativo de enfermo nos puede llevar a consideraciones ridículas. Incluso afirmar que el diferente es antinatural -incluso el trasgresor sexual- es tan ridículo como lo primero. Será, en todo caso, anormal, en el sentido estricto del singular. Tan anormal como ser fiel en la pareja, como ser generoso con lo propio, como comportarse como un héroe en situación límite  -donde podríamos perder la propia vida-. Pero todo, absolutamente todo lo que nos ofrece la naturaleza es, como su propio nombre indica, natural. Otra cosa diferente es lo que diga la Ley para cada caso y no siempre la ley es reflejo de la justicia. También estas son dos cosas completamente distintas.

"Hecha la ley; hecha la trampa"
      La Ley, esa cosa, puede ser interpretada de forma muy diferente. Justamente por ello hasta los que viven de ella confiesan que “hecha la Ley; hecha la trampa”. Otra cosa es aquello que es justo o injusto. Puede la Ley prohibir la bigamia en algunos países y en otros tal cosa puede ser legal. Otra cosa es si es justo o no que allí donde el hombre puede tener más de una esposa, la mujer no pueda tener más de un marido. Por ley, el poder puede prohibir todo aquello que no le guste. Incluso, como bien se sabe, cuando se prohíbe de forma tajante el aborto, aquellos que han impuesto la ley, cuando sus hijas quedan embarazadas, las llevan a otro país donde la ley no solo no lo prohíbe sino que presta unos servicios sanitarios de primer nivel para ejecutarlo. Es este el momento de recordar al poeta cuando dice “Queda terminantemente prohibido prohibir” (Neruda).

      ¿Se puede prohibir mantener relaciones con personas del mismo sexo? Claro que sí, se puede. Tanto como abortar, o incluso besarse en la calle. ¿Hay leyes que prohíban mantener relaciones sexuales con animales de otras especies? En España y Alemania no está prohibido, en cambio en USA si, en 34 estados, como lo está en Japón, Australia o Ecuador. En países como España y Alemania, en los que no está prohibido darse un revolcón con tu perro, o caballo -todo va en gustos- a nadie de momento se le ha ocurrido decir que esta peculiaridad o perversión, es una enfermedad, en cambio, parece ser que para algunos “entendidos” y probablemente para muchos, sí lo es aquello que hacen algunos famosos artistas, o políticos o, incluso un juez muy popular con su marido: amarse también en la cama. Para los susodichos, estos últimos, son “enfermos”.

¿UN VICIO? ¿COMO EL TABACO?

      ¿Es una enfermedad contagiosa o un vicio, como el tabaco, por ejemplo? Hoy, cuando es políticamente incorrecto decir negro o maricón y decimos “de color” y “gay”, cabe señalar que “de color” somos todos, blancos, negros, amarillos y verdosos (los chinos suelen decir que los vietnamitas son verdosos) y que “gay” viene del inglés tradicional y quiere decir “alegre”. Será políticamente incorrecto, pero por lo visto y oído, se sigue pensando que es algo turbio, que inquieta y que es mejor no hablar demasiado de ello. El término homosexual llegó mucho después de culeado, puto, invertido o el ya nombrado maricón. Hoy en ciertos círculos se prefiere “rarito”, en otros, homosexual y en el resto, la abrumadora mayoría, siguen siendo culeados, putos, invertidos y maricones. Si no fuera porque todo esto demuestra un nivel cultural sencillamente cavernario, daría risa. Sobre todo si tenemos en cuenta que, según manifiestan algunos travestis que viven de la prostitución, sus mejores clientes son aquellos que se manifiestan habitualmente como "machos" o "machotes", a veces con el "muy" por delante y que, habitualmente, o son miembros de las fuerzas de seguridad, o trabajadores de los que hacen grandes esfuerzos físicos o, finalmente, "señores de alto nivel, de los que suelen emitir opiniones muy despreciativas respecto al colectivo homosexual".

"ESTRUCTURAS HIPOTALÁMICAS"

Kinsey afirma que todos somos bisexuales
      Más tarde llegaron los neurólogos hablando de las estructuras hipotalámicas y hasta nuestro muy admirado maestro Sigmund Freud desbarró con el temita. Finalmente hace su aparición Alfred Kinsey con sus informes científicos basados en infinidad de encuestas, comprobaciones, análisis fisiológicos y contrastadas investigaciones con otros colegas llegando a la conclusión de que todos (TODOS) los seres humanos somos bisexuales y que solo del cinco al diez por ciento de los humanos son completamente homosexuales o heterosexuales. En tanto en el terreno estrictamente filosófico, desde Michael Foucault en adelante, nos hablan de “construcciones sociales”. Y que tanta variación –casi infinita- hay entre homosexuales como entre heterosexuales.

HAY PSIQUIATRAS Y CICLISTAS "GAY"

      Por ello, un alto porcentaje de observadores, tanto científicos como sociales, tienen el convencimiento de que la homosexualidad no puede ser considerada como el síntoma de una enfermedad psiquiátrica subyacente, de que no existe relación de causa a efecto entre alteración psiquiátrica y conducta homosexual, por más que podamos encontrar en más de una ocasión patología psiquiátrica entre los homosexuales, tanto como entre psiquiatras o ciclistas (¿Porqué ciclistas?, me pregunta un alumno. ¿Porqué homosexuales?, le respondí) pero, para quienes así piensan, muchas de las alteraciones psicológicas que se observan en ellos son mera consecuencia de la exclusión, el estigma, el miedo, el aislamiento y la ruina social producidas por una sociedad pacata, prejuiciosa y agresiva.

      En tanto, la última edición de la revista científica "Archives of Sexual Behavior" publicó el pasado año un estudio realizado por uno de los expertos en epidemiología psiquiátrica más importantes en el mundo, Robert Spitzer, que a través de numerosos casos médicos “demuestra que la homosexualidad es una enfermedad y puede curarse”. La investigación -basada en más de 200 casos- explica cómo los hombres y mujeres homosexuales son capaces de ser "predominantemente heterosexuales" luego de una psicoterapia ofrecida en su gran parte por organizaciones religiosas. Y afirma que todo homosexual que quiera tratarse con esta terapia psiquiátrica tiene derecho a ello. Faltaría más… o menos. El informe, sin embargo, no dice en qué consiste el tratamiento. En cualquier caso no cabe duda que, por ejemplo, con un tratamiento pavloviano, para referirnos al sistema de electroshocks, podemos conseguir que el individuo con tendencias compulsivas a transmitir sus emociones con frases estructuradas ad hoc –el poeta- deje de hacerlo y se dedique a cosas mucho más productivas.

HASTA AHORA NADIE HA QUERIDO "NO SER"

      Nuestros pacientes homosexuales y lesbianas, hasta el presente, son de los mejores pacientes. Los más sinceros, los más comunicativos, los más comprensivos, los más simpáticos, los más educados, los más inteligentes en general. Casi en su totalidad, el síntoma por el que se han presentado es por un cierto grado de depresión unida a otro de ansiedad. Más menos como la totalidad de los pacientes heterosexuales de mediana edad, incluso los más jóvenes. Ninguno, jamás, se ha presentado con la idea de ser tratado/a para "no ser" homosexual o lesbiana. ¿Cual es el diagnóstico: ansioso/a-depresivo/a u homosexual? Y cual es el diagnóstico de la mencionada mayoría de pacientes de mediana edad -incluso los más jóvenes- que se presentan con el mismo cuadro: ansiosos/as-depresivos/as o heterosexuales?

      Vivimos en un mar de confusiones políticas, económicas, sociales, filosóficas y de una pavorosa pereza intelectual. Falta aquello de lo que se enorgullece el cantante de "Arrebato", Javier Labandón, cuando dice "mi universidad es la mundología". Hay mucho profeta del bien y del mal y muy pocos homo sapiens. Da un poco de miedo. Hemos llegado ha escuchar cosas como que los acupuntores son una secta. Qué decir de los sectarios -pocos, muchos-  religiosos, políticos, ministros, médicos, naturópatas o incluso acupuntores -que los hay de todos los colores- que afirman que la homosexualidad es una enfermedad. Sencillamente que hacen gala de su necedad.

                                                                José Luis de Elorriaga y Canosa