NECESARIAS REFLEXIONES
Ser terapeuta por elección y vocación.
Si no es así: se nota. Se nota mucho
Vamos a suponer que tu casa tuviese treinta ventanas y que por la mañana pudieses ver a través de cada una de ellas un paisaje completamente diferente: una gran ciudad, como New York; un frondoso bosque o una carretera atiborrada de automoviles. Pues bien, es esa nuestra vida en la consulta. Durante el día, desde la primera hora, nos enfrentamos a muy distintas vidas, a muy distintos síntomas, que tendrán muy distintos mecanismos bioenergéticos para ser abordados.
Desde las profundas contradicciones que sufre el sacerdote comunista, hasta el psiquiatra socarrón que termina su confesión con un sollozo; desde el ama de casa harta de todo pero atada por lazos invisibles a lo que ya casi odia... hasta la jovencita "muy angustiada" por su figura; desde el funcionario en pleno proceso andropáusico, hasta el joven entristecido porque su novia le ha dejado por una amiga ("dice que con ella tiene más orgasmos").
Entre todos ellos, numerosas "fibromialgias", migrañas salvajes, el "tengo la libido por los suelos" o "me duele un punto", que a la hora de querer identificarlo está en varios sitios a la vez y "ahora no estoy segura si de ese lado o del otro"... Hay veces en que una lumbalgia es como un remanso de paz...
MUTUA SATISFACCIÓN
Hay otras en que el paciente se levanta de la camilla tan satisfecho como sorprendido por la eficacia del tratamiento, tanto que da ganas de preguntarle "¿cuanto le debo?", porque nuestra satisfacción es aún mayor que la suya. En otras deberás escuchar aquello de "iba muy bien pero ultimamente me parece que estoy volviendo para atrás". A lo cual habrá que responderle: "si lo logras te rogaría me dijeses cómo lo has conseguido, puesto que a mi me encantaría volver para atrás unos diez años".
Tonificar el riñón para combatir los miedos, sedar el bazo para reducir la obsesión, desbloquear la energía del hígado para evitar las rabietas; el pulmón y el corazón influye en nuestras alegrías y tristezas, la vesícula se altera en primavera provocando molestias musculares y así de seguido con el resto de órganos y vísceras... genial. Pero el maltrato psicológico (y el otro); la condición de desocupado casi permanente y sin esperanzas de conseguir trabajo; la desesperanza por un futuro incierto; la desesperación por no quedar embarazada o por haber quedado embarazada; el dolor crónico, el alzheimer, los síntomas "que pueden sugerir un principio de esclerosis múltiple" y, finalmente, el cáncer, irrumpen en la consulta y te quitan la respiración.
Por cierto, si no te quitan la respiración, si no les amas, sino te importan... tu intención será la de quitártelos de encima lo más rápido posible. Pues bien, alguna vez estarás en su lugar, frente a otro terapeuta y comprobarás que si no le importas, se nota. ¿Solución a esa constante contradicción?: dedícate a otra cosa. Esto no es lo tuyo.
JLE