la autoestima como método radical anticancerígeno
Estas líneas, escritas en primera persona, son algo así como una confesión entre grata y dolorosa. Tal como ha quedado reflejado dias pasados en el servicio de información de este periódico virtual, la cátedra de Hidrología de la Facultad de Medicina de Santiago de Compostela me invitó a dar una conferencia, con el titulo de "Mi experiencia como acupuntuntor con los pacientes que sufren cáncer".
Entre los presentes, además de alumnos que están terminando la carrera de Medicina y que han elegido la especialidad de Hidrología u Oncología, había alumnos que cursan estudios de Bioenergética (lectura científica occidental de la Acupuntura) del departamento de Fisiología; representantes de la Asociación de Usuarios del Servicio de Oncología del Complejo Hospitalario (CHUS), así como oncólogos en ejercicio.
El motivo por el que califico la experiencia de entre grata y dolorosa, es porque la primer paciente oncológica que atendí con acupuntura era la persona más cercana a mi de todo mi entorno. Especialmente cercana, ya que llevabamos mucho tiempo de matrimonio y no teníamos hijos (por no tener no teniamos ni perro) al tiempo que habíamos sobrevivido a situaciones muy difíciles en el trascurso de esos años de matrimonio lo cual acrecentó nuestra complicidad, nuestro grado de amistad, nuestra conexión... telepática, por así decir.
Así fue que la observación cotidiana sobre su evolución (durante 25 años), me permitió confirmar que uno de los principios fundamentales en el tratamiento del cáncer reside en recuperar, mantener y alimentar en el paciente el mayor grado de autoestima posible.
REGULAR "EL ALTO Y EL BAJO"
NO ES DESPRECIO, ES AUTOESTIMA
Algunas anecdotas puntuales servirán para escenificar que fué lo que me hizo ver a la autoestima como el eje en la rehabilitación del paciente. En cierta oportunidad, acompañando a Carolina -que así se llamaba- a Oncología, me alejé de la sala de espera para comprar el periodico. Al volver uno de los pacientes que seguía en espera me informó que Carolina habia sido llamada a consulta. No me pareció bien irrumpir en el despacho del oncólogo y decidí esperar.
Minutos después veo que ambos salen de la consulta y se dirigen en dirección contraria al lugar en el que yo me encontraba. Les seguí con la mirada y, en ese momento, veo que el médico apoya su mano izquierda en el hombro derecho de Carolina, en un gesto de cariño perfectamente justificado por la relación que teníamos ambos con el citado especialista.
Pues bien, quedé estupefacto cuando veo que Carolina hace un gesto leve alzando su hombro, sugiriendo con ello que el médico retirara su mano, cosa que este hizo inmediatamente, sin inmutarse. Más tarde, mi lógica pregunta obtuvo la siguiente respuesta: "Me pareció que se compadecía de mi... ¿se habrá mirado al espejo?"
"¿NO QUERRÁS QUE DÉ LASTIMA?
En otra oportunidad, se compró una peluca pelirroja espectacular ("¿no querrás que dé lástima?") y al cruzarse con un grupo de machotes que le soltaron una catarata de piropos subidos de tono, giró en redondo y levantando la peluca tal como si fuese un sombrero, dejando al descubierto una calva total y ante la estupefacción de los piropeadores, les dijo: "Muchas gracias, señores".
Podría extenderme largamente en anecdotas de este tipo, puesto que su personalidad no perdió fuerza alguna en tantos años de tratamiento que, para algunos obsevadores (incluso para su oncólogo), era también por el apoyo de las medicinas complementarias que recibía. En tanto, se fueron presentando en nuestra consulta numerosos pacientes padeciendo cáncer. En principio y ante su admiración les relataba estas historias que por cierto eran cotidianas, junto a ello, poco a poco, comencé a aplicar los criterios bioenergéticos más arriba señalados con muy buenos resultados.
Todavía hoy, a seis años de su fallecimiento y habiéndo vuelto a vivir en matrimonio, relato aquellas anecdotas, en tanto, con mi actual compañera aplicamos los tratamientos de acupuntura ya descritos a los nuevos pacientes con resultados fácilmente medibles: vuelven contándonos de cómo sorprendieron a sus allegados por su disposición a disfrutar de la vida, dando además consejos ("Vive el dia, que a la final, todos los dias son el dia, el único, el mejor dia" o bien "Disfruta con lo que tienes, no pierdas el tiempo deseando lo que no tienes y sufriendo por ello, que la vida es un suspiro") y claro, los interlocutores se quedan con la boca abierta cuando alguien que sufre cáncer puede dar este tipo de consejos.La autoestima recuperada, después de la dolorosa noticia médica, cura más que ninguna otra cosa, puesto que a la vista está que millones de personas, sin cáncer, viven en la amargura del desencanto, la frustración, el desamor, o simplemente en la desidia, "sin saber para qué ni porqué vivir". La noticia de la aparición de un cáncer puede desecadenar la recuperación del disfrutar de estar vivo, aunque sea por poco tiempo.
Amigo lector, no espere a ese momento, "¡hoy puede ser un gran dia!", dele "una patada a la tristeza" y comience a recuperar el tiempo perdido.
José Luis de Elorriaga y Canosa
N.de la R.: El Centro Cívico de Coruxo (Vigo) nos ha cursado una invitación para pronunciar una conferencia en torno a la misma cuestión ("Mi experiencia como acupuntor con los enfermos que padecen cáncer") dirigida al publico en general y a quienes sufren la enfermedad en particular, la misma se llevará a cabo el próximo sábado 11de abril, a las 19,30 horas en las instalaciones de la entidad.