El NEGOCIO MÁS GRANDE JAMAS CONTADO
Sudáfrica y la India frenan la voracidad de un laboratorio farmacéutico por beneficiarse de los enfermos de SIDA
Pese al escándalo internacional que provocó el juicio de 39 multinacionales farmacéuticas contra el gobierno de Sudáfrica por permitir la fabricación de medicamentos contra el SIDA a bajo precio, la transnacional farmacéutica Novartis se aventuró en un litigio similar contra la India en agosto de 2006, atacando la legislación de dicho país en materia de patentes ante un tribunal hindú, a fin de defender su monopolio sobre un medicamento contra la leucemia, el Glivec, cuya patente fue rechazada por la administración india por no considerarlo novedoso según los términos establecidos en la Ley de Patentes. La demanda de Novaritis fue rechazada en sucesivas instancias de los tribunales hindúes y finalmente, en la última semana del pasado mes de marzo, el Tribunal Supremo de la India rechazó definitivamente las pretensiones de Novaritis, afirma Alejandro Teitalbaun, en un informe distribuido por la agencia de noticias Argenpres. Cabe señalar aquí que la India cuenta con más de cuatro millones de personas afectadas por SIDA.
Sudáfrica y la India frenan la voracidad de un laboratorio farmacéutico por beneficiarse de los enfermos de SIDA
Pese al escándalo internacional que provocó el juicio de 39 multinacionales farmacéuticas contra el gobierno de Sudáfrica por permitir la fabricación de medicamentos contra el SIDA a bajo precio, la transnacional farmacéutica Novartis se aventuró en un litigio similar contra la India en agosto de 2006, atacando la legislación de dicho país en materia de patentes ante un tribunal hindú, a fin de defender su monopolio sobre un medicamento contra la leucemia, el Glivec, cuya patente fue rechazada por la administración india por no considerarlo novedoso según los términos establecidos en la Ley de Patentes. La demanda de Novaritis fue rechazada en sucesivas instancias de los tribunales hindúes y finalmente, en la última semana del pasado mes de marzo, el Tribunal Supremo de la India rechazó definitivamente las pretensiones de Novaritis, afirma Alejandro Teitalbaun, en un informe distribuido por la agencia de noticias Argenpres. Cabe señalar aquí que la India cuenta con más de cuatro millones de personas afectadas por SIDA.
El objetivo de Novartis iba más allá de hacer reconocer el brevet de Glivec. Su propósito era deslegitimar la norma existente en la Ley de Patentes de la India que establece que las patentes solo pueden concederse para medicamentos que sean realmente innovadores.
El propósito de esta norma es impedir una práctica habitual entre las grandes trasnacionales farmacéuticas, que consiste en obtener patentes adicionales por mejoras aparentes en medicamentos que ya existen, extendiendo así el monopolio (y los elevados precios) sin que el paciente tenga nuevos beneficios terapéuticos.
Las compañías fabricantes de genéricos de la India, han sido las mayores proveedoras de medicamentos para enfermedades como la leucemia, la tuberculosis y el SIDA, para quienes no pueden pagar los medicamentos patentados por las transnacionales farmacéuticas, que son mucho más más caros.
La diferencia de precio entre el fármaco genérico y el patentado es fundamental para las personas más pobres en todo el mundo, según Médicos sin Fronteras.
Dicha organización señaló que una terapia mensual con Glivec, conocido como "santo remedio" por los resultados en el tratamiento de formas letales de leucemia, cuesta 4.000 dólares, mientras que la versión genérica se puede comprar en India por 73 dólares. Las transnacionales farmacéuticas defienden sus enormes beneficios con uñas y dientes, amparándose en las patentes o brevets.
PROTECCION INDUSTRIAL
La OMS (Organización Mundial de la Salud), que debería desempeñar un papel independiente y decisivo en esta cuestión tan importante, está demasiado comprometida con los grandes laboratorios farmacéuticos, como para creer en su objetividad. Su ex directora, Gro Harlem Bruntland, dijo en Davos el 29 de enero de 2001: "Debemos proteger el derecho de las patentes…La industria ha hecho un esfuerzo admirable para cumplir con sus obligaciones con sus donaciones de medicamentos y sus reducciones de precios". Y su director de gabinete explicaba esa profesión de fe por la necesidad de obtener financiación privada, pues los Estados les proporcionan pocos fondos, y de hacer buena figura ante Estados Unidos, que tiene los "cordones de la bolsa" mundial (Jean-Loup Motchane, Quand l'OMS épouse la cause des firmes pharmaceutiques, en Le Monde Diplomatique, julio 2002, p. 10). No cabe duda pues, que la presencia de fuertes intereses privados afecta negativamente las políticas en materia de salud pública. La industria farmacéutica es una de las más rentables, sino la más rentable de todas las industrias.
Según la revista Fortune de abril de 2003, entre las 500 empresas industriales estadounidenses más grandes, las de la industria farmacéutica aventajan de lejos a las demás en tres criterios de beneficios: 14,5% sobre el capital, o sea 6 veces la media de las 500 empresas, 17 % de beneficio neto sobre el volumen de negocios, esto es 5,5 veces la media de las 500 empresas y el beneficio de las acciones alcanza el 27,6%, 3 veces más que la media de las empresas citadas por Fortune. Además la industria farmacéutica tiene otras ventajas financieras: en Estados Unidos, sede de varias de las mayores transnacionales farmacéuticas, los gastos en investigación y en marketing se deducen de los impuestos. El impuesto sobre las ganancias en la industria farmacéutica ha sido del 16,3% en tanto que la media de dicho impuesto para las otras industrias ha sido 27,3% (Boston Globe, 23 de diciembre de 1999).
Las diez empresas farmacéuticas transnacionales más grandes del mundo vendieron en 2005 por 295 mil millones de dólares y tuvieron en ese año un beneficio de 58 mil millones. En el decenio 1996-2005 la tasa de rendimiento medio de esas empresas sobre el capital invertido -deducidos los impuestos- fue del 29%. En el mismo período invirtieron 288 mil millones en la investigación, 739 mil millones en marketing y administración y sus accionistas recibieron 317 mil millones de dólares. Es decir que en investigación se invirtió 2,6 veces menos que en marketing y administración y los dividendos percibidos por los accionistas fueron superiores a la inversión en investigación.
Le Monde del 31 de marzo de 2005 indicaba que laboratorio Pfizer, tiene 38.000 visitadores médicos en tres continentes y que en 2004 había gastado 16,9 mil millones de dólares en marketing, dos veces más que en investigación. Un informe de setiembre de 2007 de la Inspección General de Asuntos Sanitarios (IGAS) de Francia, señala que los gastos de marketing de la industria farmacéutica en Francia representa el 12% de su volumen de negocios, más de tres cuartos en visitadores médicos (lo que representa 25000 euros por año y por médico visitado según el mismo Informe), y el resto en publicidad (13%) y en congresos (8,6%). Todo eso lo paga la Seguridad Social al rembolsar los medicamentos. Es decir el contribuyente.
"OPINION AUTORIZADA"
El marketing de las empresas dirigido a los médicos (visitadores, muestras gratis, congresos, más gastronómicos y turísticos que científicos) influye las decisiones de éstos cuando recetan medicamentos. Peor aún, hay médicos de gran reputación que funcionan como comunicadores de empresas farmacéuticas, dando su "opinión autorizada" sobre las virtudes de un medicamento, ocultando que tienen intereses en el laboratorio que lo produce. Por esa razón la asociación francesa de consumidores, Que Choisir, denunció en abril de 2009 ante la Orden de Médicos de Francia a nueve médicos, por violación a la obligación legal de transparencia en la información médica.
El Dr. Van Duppen, dijo que un estudio de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos, la institución pública que financia la investigación biomédica (en 2008 dispuso de un presupuesto de 29 mil millones de dólares), reveló que el 85% del costo del desarrollo de los cinco medicamentos más vendidos en los años 90 fue financiado por el Estado. Según el mismo estudio, la industria contribuye con el 14% a la investigación fundamental (que es costosa e implica un riesgo financiero pues en muchas oportunidades no llega a resultados comercializables) con el 38% a la investigación aplicada y con el 48% al desarrollo final del producto.
El doctor Elías Zerhouni, director hasta octubre de 2008 del NIH confirma: "nosotros financiamos casi el 90% de la investigación en Estados Unidos en la esfera de la salud" (Les Echos, Francia, mayo 2008).
Dicho de otra manera, la innovación en la investigación biomédica la pagan los contribuyentes y los beneficios de la misma queda para las empresas, beneficios que vuelven a salir de los bolsillos de los contribuyentes que son quienes pagan los medicamentos.
Las grandes empresas farmacéuticas libran una competencia sin cuartel, a fin de llegar primero al mercado con un medicamento nuevo y así embolsar suculentos beneficios. Lo que constituye un obstáculo mayor a la colaboración e intercambio científico entre los investigadores.
DOBLE ENGAÑO CON EL MISMO FIN
La rentabilidad de la industria depende en gran medida de la competencia de sus investigadores y de la rapidez con que éstos llegan a resultados comercializables. La confidencialidad de los datos es la regla de oro en tanto y en cuanto los resultados no son comercializados y patentados. Las empresas no quieren dejar deslizar durante la investigación alguna información importante que podría aprovechar un competidor. Este bloqueo de la colaboración e intercambio de información entre los investigadores puede retrasar descubrimientos importantes para la salud pública.
"DERECHOS" DUDOSOS
Después de arduas negociaciones en la OMC (Organización Mundial del Comercio), a fines del 2002 parecía haberse llegado a un acuerdo en el sentido de que los países pobres que no tienen capacidad para producir ellos mismos los medicamentos necesarios podrían recurrir a la importación de genéricos a bajo precio. Pero el 16 de diciembre de ese año Estados Unidos torpedeó el acuerdo proponiendo que el derecho de importar medicamentos genéricos se limitara a tres pandemias: el SIDA, la malaria y la tuberculosis y a otras 19 enfermedades transmisibles.
El 30 de agosto de 2003 los medios de desinformación anunciaron que se había llegado a un consenso "histórico" en la OMC sobre los medicamentos genéricos y que de ahora en adelante los países pobres tendrían acceso a los mismos a bajo precio. En realidad, el consenso consistió en que todos los demás países, detalle más o menos, se plegaron a las exigencias de los Estados Unidos, es decir a las exigencias de las transnacionales farmacéuticas.
"DERECHOS" DUDOSOS
Después de arduas negociaciones en la OMC (Organización Mundial del Comercio), a fines del 2002 parecía haberse llegado a un acuerdo en el sentido de que los países pobres que no tienen capacidad para producir ellos mismos los medicamentos necesarios podrían recurrir a la importación de genéricos a bajo precio. Pero el 16 de diciembre de ese año Estados Unidos torpedeó el acuerdo proponiendo que el derecho de importar medicamentos genéricos se limitara a tres pandemias: el SIDA, la malaria y la tuberculosis y a otras 19 enfermedades transmisibles.
El 30 de agosto de 2003 los medios de desinformación anunciaron que se había llegado a un consenso "histórico" en la OMC sobre los medicamentos genéricos y que de ahora en adelante los países pobres tendrían acceso a los mismos a bajo precio. En realidad, el consenso consistió en que todos los demás países, detalle más o menos, se plegaron a las exigencias de los Estados Unidos, es decir a las exigencias de las transnacionales farmacéuticas.
En un comunicado conjunto, Médicos sin Fronteras e Intermon OXFAM resumieron bien los alcances del acuerdo, diciendo que el mismo sólo aporta algunos elementos positivos a los países pobres y preserva los intereses de la industria farmacéutica de los países ricos. Agregaron que "las normas sobre patentes seguirán elevando el precio de los medicamentos y que los miembros de la OMC no parecen darse cuenta de que las rígidas medidas que quieren imponer no van a servir para garantizar la producción de genéricos a largo plazo, más bien al contrario, los países en desarrollo tendrán pocas alternativas a los altos precios y a los monopolios de las compañías farmacéuticas". Criticaron también que el acceso a los genéricos se limite a situaciones de emergencia sanitaria.
UN CAMINO LLENO DE OBSTÁCULOS
De todos modos, las "concesiones" de las multinacionales farmacéuticas, en el acuerdo del 30 de agosto de 2003, que de hecho son ventajas adicionales, no les cuestan prácticamente nada, pues, por un lado, siguen teniendo acceso al mercado de los países pobres, que representa muy poco para ellas y continúan teniendo el monopolio del mercado de los países ricos, que representa la casi totalidad del mercado de medicamentos y donde no pueden ingresar los medicamentos baratos producidos en países del Tercer Mundo.
Por último, algunos grandes laboratorios han prometido rebajar los precios de los medicamentos contra el SIDA destinados a los países africanos, pero en ningún caso quieren aceptar la competencia de los mismos medicamentos producidos en países del Tercer Mundo, mucho más baratos. Incluso el laboratorio Pfizer ha preferido poner gratuitamente un medicamento, el fluconazole, a disposición de los enfermos en África del Sud, a aceptar la competencia del mismo producto de origen tailandés, quince veces más barato.
Alejandro Teitelbaum
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