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lunes, 10 de diciembre de 2012

MEDICAMENTOS Y EFECTOS SECUNDARIOS

Casi doscientos años de vida

de una duda permanente 

El doctor Armand Trousseau nos ofrece una inmejorable experiencia de difícil digestión intelectual: En su clase inaugural de la cátedra "Terapéutica", relata como después de dirigir durante treinta años los servicios de clinica, se preguntó si los resultados obtenidos se debían realmente al efecto de los medicamentos.

       A fin de responder a ese interrogante, al año siguiente -relata en la citada clase inaugural- suspendió todas las medicaciones. Hizo entonces la formal comprobación de que sin medicamentos "las curaciones eran más rápidas y más completas". No pudo explicar el hecho sino por la circunstancia de que entonces "los enfermos no tenían que curarse de los medicamentos".

INTERROGANTES SIN RESPUESTA

      ¿Debemos así entender que los medicamentos producen una enfermedad destinada a combatir la primera? Es más, ¿constituirían entonces un aliado exterior que viene a expulsar al ocupante pero causando a éste estragos suplementarios?
      Para aclarar la tendencia efectiva profunda de la lucha contra la enfermedad (enemigo que invade) es posible trazar una relación entre la idea de quemar al poseso para destruir al demonio, lo que viene a ser suprimir al ocupante actuando sobre el órgano ocupado.
      Tal como decimos al comienzo de éstas líneas, la experiencia expuesta, más allá del razonamiento que la acompaña, es de muy difícil digestión intelectual. En este orden de cosas cabe decir que el ilustre médico Armand Trousseau, introducía ese discurso en la facultad de medicina, en París... hace casi doscientos años, entre 1830 y 1850.
      El riesgo de no medicarse ante una enfermedad es de necios. El riesgo de medicarse de forma inadecuada es en cambio un hecho bastante más común en nuestros días. Pero, lo que aún sigue sin ser estudiado debidamente es el cómo combatir los efectos secundarios de los medicamentos.
      Es evidente que los prospectos de cualquier producto que se expende en farmacias lleva consigo, al menos, la enumeración de algunos de los efectos secundarios, si bien hay que decir que en muchos casos con un lenguaje poco claro para el enfermo, pero que el médico que lo receta debe conocer.

DOS Y HASTA DIEZ AL DIA

      Esos efectos secundarios han sido estudiados en laboratorio con ratas y ya más tarde en pruebas hospitalarias. Pero lo que ningún laboratorio realiza son pruebas de los efectos secundarios que producen dos medicamentos de, por ejemplo, dos laboratorios distintos. No digamos ya que es lo que pasa cuando un paciente ingiere tres, cuatro, cinco y a veces hasta diez medicamentos distintos en el dia.
      Por tanto, la reflexión sobre la experiencia del ilustre médico galo, aún hoy, doscientos años después, sigue sin respuesta clara. Pero al menos que sirva de advertencia para que la relación médico-paciente sea cada dia más fluida a fin de conseguir limitar al máximo el consumo de medicación.
      Ambos, mucho más el primero, debe ayudarse de otros métodos complementarios para la mejora de sus pacientes, desde aconsejar hacer ejercicio suave, alimentarse de forma adecuada -lo suficiente-, baños de agua salada no solo en los pies, beber líquidos no tóxicos, procurar evitar en lo posible los conflictos emocionales esquivando los encuentros indeseables y finalmente, ayudarse con la aportación del psicologo, el fisioterapeuta, el terapeuta manual y de todas aquellas terápias complementarias que ayudan a evitar la suma de sustancias químicas inecesarias en el cuerpo.
                                                                              JLE y PR