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lunes, 26 de noviembre de 2012

RESPUESTA A UN POLEMICO INTERROGANTE

El porqué se habla tanto de China
pero muy poco de su Medicina  

      ¿Por que si se habla tanto de China, nada se dice sobre la Medicina Tradicional China? ¿Por que las noticias nos dicen que en EEUU se usa la acupuntura en el deporte y que en España hasta la Reina Sofía la práctica y sin embargo casi no hay acupuntores en la literatura o el cine? Hablemos de ello. Recapitulemos, punto por punto.

      Es el momento, está de moda, no se habla de otra cosa: China y los chinos. Es normal que así sea, el motivo es que para algunos observadores el crecimiento económico de un país de 1.350 millones de habitantes resulta poco menos que sorprendente, ya que con esa población la gobernabilidad es sumamente difícil, casi imposible. Así, para unos será el resultado de una férrea dictadura, para otros, el resultado de un sistema económico peculiar, con una dirección decididamente pragmática.
      El mercado editorial se está inundando de publicaciones que reflejan el creciente interés por el ahora llamado “gigante asiático”, no sólo por su consumo de cemento –el mayor del mundo entero- sino por la imparable competitividad de sus productos. Sobre todo si consideramos que al mismo tiempo que fabrican una mercancía de muy bajo coste y calidad, también lo hacen de otras del máximo nivel.
      No hay más que comprobar que en las tiendas de, por ejemplo, prendas de deporte o las que comercializan electrodomésticos o informática, las marcas más “distinguidas” y de mayor prestigio prefieren fabricar sus productos en China, ya directamente en instalaciones fabriles propias, radicadas en el “gigante”, o bien por encargo a empresas nativas de alto nivel tecnológico.

LOS DOS PRIMEROS

      A finales de los años setenta coincidían Carmen LLorca en lengua española y Charles Taylor en inglés –a pesar de ser canadiense- con obras imprescindibles para entender el proceso vivido en aquel país en su etapa más difícil (“Diario de un viaje a la China de Mao” de la eurodiputada del Alianza Popular, Carmen Llorca y “La China de Mao”, del periodista y escritor Charles Taylor).
      Suponemos que el libro de la eurodiputada debe de haber sorprendido de forma ingrata a sus correligionarios, puesto que no deja la visión esperada de una brutal dictadura, sino de un pueblo esperanzado y convencido de su futuro (algo envidiable hoy por hoy por parte de cualquier gobierno occidental).
      El trabajo de Taylor es poco menos que electrizante, ya que en su breve libro (300 páginas) condensa su experiencia negativa en un principio, de rechazo en la segunda parte (Revolución Cultural) y el convencimiento final de haber comenzado a entender el “todo”… años después.
      Durante los años ochenta solo se habló de China a finales de la década, con la tragedia de Tian'ammen, pero, ya en los noventa comenzó la escalada comercial china en occidente. La llegada de los primeros habitantes de Wenzhou, provincia de Zhejiang, con sus dinerillos para instalar sus comercios de productos económicos. ¿Por qué de esa zona? pues porque es donde se llevó a cabo el primer experimento "capitalista", con propiedad no del Estado. ¿Propiedad privada de carácter individual? tampoco, el sistema fue el de "cooperativa familiar". Luego, la familia manda a uno de los suyos con sus dinerillos a con quistarel mundo: o sea, a poner un "todo a cien" y si es necesario dormir en el local. En tanto, algunos privilegiados, de las zonas más pobladas de China, recibieron créditos blandos para la compra de empresas estatales deficitarias que, con apoyo precisamente estatal, han conseguido convertirse en millonarios.     

CAMPAÑA NEGATIVA

    Junto a la llegada de los primeros chinos comerciantes, ya no solo restauradores, comenzó una campaña de ridiculización de la vida en China (campaña de la que aún se perciben fuertes coletazos). Que comen serpientes, que comen perros, que comen hormigas, que tienen prohibido tener más de un hijo. Luego vemos "Cocineros españoles en el mundo" y descubrimos que lo de perros u hormigas no es exactamente así, a pesar que los animales que parecen "san bernardos" seguramente pertenecen a una raza perruna, pero que allí solo pueden comer "eso" los muy ricos, como aquí esas huevas negras y saladas de pescado; que aquí en Galicia comemos lamprea y que mientras en España se premia -no mucho- el tener hijos, en China se premia el tener uno, si tienes dos te quitan el premio y si tienes diez es tu problema, pero que no hay ninguna ley que lo "prohiba". 
      Y, de pronto, cuando ya nos tienen cansados con lo feos que son (los hay muy guapos y de ellas no digo nada porque mi mujer lee lo que escribo), los medios de comunicación aquí en España nos hablan de que "los chinos" tienen montada una red de blanqueo de dinero (como si todos los chinos pertenecieran a la misma). Sin embargo, en cuanto se supo que más de doscientos empresarios españoles (gente de dinero, aunque no sean empresarios) utilizaban la citada red, no solo se deja de hablar del tema, sino que además se descubre un detalle por el cual, mira tu por donde, hay que dejar en libertad a los "cabecillas" de la banda. El listado de los más de doscientos nacionales trasgresores no ha sido dado a conocer, pero si podemos deducir de quien eran los fajos de billetes en carritos de la compra que pudimos ver por televisión.
      En tanto, aparece en el mercado otro libro: "China Superstar", del ínclito Vicente Verdú. Editado por El País-Aguilar, con lo cual, aparentemente, no está respaldado por el sector conservador de la política nacional. Sin embargo nos encontramos con apenas 150 páginas de carácter plúmbeo, aparatoso, sin profundidad ninguna. No es otra cosa que un compromiso, de encargo, algo así como "escribe un libro sobre China, que está de moda y vende mucho". 
      El interés está marcado por la demanda. Cada día son más los occidentales que quieren saber algo de un país tan poderoso, es como si nos quisieramos arrimar al mismo para ver "si se nos pega algo". En estos días el periódico "El Mundo" tiene a la venta un curso de chino (¡como si fuera fácil!, en todos estos años viajando a China periódicamente y hablando con amigos chinos aquí en España, no he podido pasar del hola, gracias, de acuerdo, hasta luego y poco más, sí en cambio he aprendido a descifrar algunos ideogramas, así como la base gráfica que los construye).
      En cualquier caso, si alguien quisiera profundizar en el tema desde la propia fuente de información, la editorial Kalias ha editado un volumen con el título "La China emergente, La transformación del gigante asiático desde dentro", cuyo autor, Wu Xiaobo, al tiempo que colabora en numerosos medios informativos de su país es un investigador admirado en los círculos económicos más influyentes de Occidente y es autor también de "Los grandes fracasos", en dos tomos y "Treinta años tumultuosos de empresas chinas", también en dos tomos.

LAS BURBUJAS

      En el primero de los trabajos mencionados -el último en publicarse- Xiaobo ilustra al lector de forma detallada y profusamente documentada, sobre la evolución de la economía china; las diferentes razones por las que se fueron aplicando cada una de las medidas que provocaron la transformación del sistema que rige el país ("El camino tortuoso", según su calificación), y los efectos de su propia "burbuja inmobiliaria".
      De la evolución experimentada por sus empresas y de los ejemplos concretos que expone, se deducen las alternativas y oportunidades que se le presentan a los emprendedores occidentales. Si bien por último el autor se interroga sobre el futuro de su país con un margen notable de dudas.
      En su momento, y cuando el libro apareció en China, me encontraba en Pekín (Beijing) ejerciendo un curso de prácticas en uno de sus hospitales. Al comentar el citado trabajo con un diplomático chino de carrera que, jubilado de su profesión, estaba ejerciendo de traductor para los profesionales extranjeros, se me ocurrió decir que el futuro estaba escrito, puesto que era muy fácil llegar a la conclusión que tarde o temprano, de seguir aumentando la distancia entre pobres y ricos en un país con mil trescientos millones de habitantes, aparecería un nuevo "Gran Timonel" (Mao) que arrastraría a las clases empobrecidas hasta el poder. El exdiplomático, políticamente actualizado, "aggiornato", exclamó con gran preocupación y en un perfecto castellano: "¡eso es marxismo-leninismo!", a lo que respondí en un gesto temeroso de preventiva autodefensa: "¡No, por favor, solo es sexo, puro sexo!".
      Por cierto, hace pocos días mi atrevido análisis sobre el futuro chino ha tenido una respuesta más adecuada de otro ciudadano de aquel país: en este caso un periodista jubilado de la agencia de noticias "Pekin Informa" con el que coincidí aquí, en Galicia: "España solo tiene un camino para salir de la crisis, puesto que de momento es impensable iniciar una transformación hacia un socialismo radical, que revierta la inmensa riqueza de unos pocos hacia la población más esquilmada, la única solución está en salvar el sistema creando una nueva burbuja que movilice la economía, que reconstruya la industria, el turismo, el ocio... volvería a haber trabajo y un renovado interés entre aquellos que están ganando fortunas en plena crisis, a reinvertir en proyectos que ofrezcan una rentabilidad más segura que jugar en la bolsa o comprar deuda de países en difícil situación. Es verdad que las burbujas tarde o temprano se desinflan, quince, veinte años, pero no importa, para salvar el sistema se puede crear otra burbuja y así de seguido por muchos años". Yo le podría haber respondido que eso no es otra cosa que gatopardismo, el viejo método del poder económico sintetizado en aquello de "Hay que cambiar algo para que todo siga igual". Pero con todo derecho él me podría haber respondido con la misma ironía: "De ninguna manera, solo es sexo, puro sexo".

EL CINE Y LA NOVELA

      Así, volviendo al tema que nos ocupa, nos preguntamos el porqué siendo que China está de moda, es muy difícil encontrar referencias a la actividad médica tradicional de ese país en el contexto occidental, a pesar de los numerosos acupuntores que ejercen su actividad en los diferentes países europeos, tanto como en los EE UU, donde, por cierto, hemos podido comprobar in situ que la acupuntura está incluida en el seguro médico privado.
      En este orden de cosas, tanto en la literatura, en la novela de ficción, el cine, las series de televisión, hay médicos, psiquiatras, psicólogos, enfermeras, así como camareros, o asesinos en serie -hasta el aburrimiento-, policías o jueces corruptos, detectives privados, entre otras especies humanas, pero no acupuntores.
      Hay muy pocas referencias: en "Matrix", la primera de la saga, a Neo lo recuperan en una cápsula de cristal en la que está tratado con agujas, algunas de ellas conectadas a cables (electroacupuntura) y en la siguiente secuencia se puede ver la imagen de unas manos que van quitando las agujas al tiempo que las coloca en un platillo de metal, tal como se hace hoy por hoy en cualquier consulta de acupuntura, solo que en el filme se supone que la historia esta transcurriendo en un futuro muy lejano, de ciencia ficción.
       En "Difícil de matar", el hoy depauperado Steven Seagal, se recuperaba de su larga atonía, atoaplicándose acupuntura (primero el punto seis de pulmón -desbloqueante del "qi"- y luego se lo ve con las agujas en el "shu" y el "mu" también de pulmón, con "moxa" encendida en las cabezas de las mismas, en una escena que supone cierta espectacularidad, cuando en realidad es habitual en cualquier consulta de acupuntura.
      Poco más, en algún filme de origen francés, donde el protagonista habla de "su" acupuntor con toda naturalidad, como quien habla de "su" dentista. Cabe señalar que en Francia la acupuntura tiene ya una larga historia, puesto que George Soulié de Morant, diplomático galo que fuese miembro de la embajada francesa en Beijing, en mitad del siglo pasado fundó en su país el primer instituto de enseñanza de Medicina Tradicional China, con lo cual inició un proceso de apertura a la especialidad con anterioridad al anecdótico episodio en el cual Mao "prestó" su médico a Nixon -de visita en China- quien le aplicó acupuntura ante un malestar que no había solucionado su propio médico acompañante.
      Dada la experiencia contradictoria en Occidente de cara a mostrar la imagen de China (entre el oprobio y la magnificencia) no nos sorprendería que en cualquier momento pueda aparecer una película o novela con un acupuntor humanitario y maravilloso, o asesino en serie. Esperamos no estar dando ideas descabelladas, pero nuestra imaginación no tiene censura (al menos de momento). Pues bien, en este punto aún seguimos sin tener una respuesta al por qué la acupuntura, los acupuntores y la medicina china no tienen un lugar más destacado en los medios culturales, de comunicación, en fin, de divulgación. 

UN GRAN TRABAJO

     En este último año, por fin, a salido a la venta un nuevo trabajo de investigación sobre China de autoría occidental, de superior enjundia, que hace olvidar el volumen de sesudos informes sobre la vida del oprobioso Mao. En este punto  a la memoria me llega la biografía muy bien promocionada que realizaron un grupo de historiadores de prestigio internacional, en la cual, en las primeras páginas se decía que el dictador había muerto en su cama de madera, sin colchón, ya que era su única forma de descansar, puesto que se había acostumbrado a ello en la histórica Larga Marcha. Pues bien, unas páginas más adelante se dice que Mao descansaba en una cama redonda gigantesca que se había hecho construir para dormir acompañado de varias jovencitas. Los prestigiosos historiadores habían escrito el libro por partes sin haberse leído entre sí. Recuerdo que devolví el libro en El Corte Inglés pidiendo que informaran a la editorial sobre el engaño, el insulto a la inteligencia del lector. 
      El nuevo trabajo -al que calificábamos como de mayor enjundia- es "China, pasado y presente de una gran civilización" de Alianza Editorial. Son más de setecientas páginas de autoría coral, dirigidos por Gabriel García-Noblejas, en las que escriben 18 expertos, catedráticos, profesores, investigadores en cada una de sus especialidades, en las que se describe desde la historia pasada y presente, el idioma, el pensamiento, el derecho, la educación, el arte, las ciencias y ¡albricas! por fin un trabajo serio, no técnico, de divulgación, sobre la medicina china, su desarrollo histórico y su aplicación actual en los centros de salud.
      Según este tratado (que merece ser leído en su totalidad y no solo en lo referente a la medicina, y que puede ser de gran ayuda para entender el porqué y el cómo de la relación chino-occidental), la medicina tradicional china es un término acuñado en los años que van entre 1950 y 1975. Años en los que la dictadura de Mao decidió seleccionar el monumental legado cultural de curación tradicional, para crear un sistema de enseñanza de carácter oficial, universitario, que hiciera posible transmitir los conceptos de generación en generación y no solo a nivel individual de maestro-discípulo, puesto que con ello, según el criterio de las autoridades gubernamentales, se irían perdiendo infinidad de experiencias y contrastados métodos de curación. No olvidemos que los primeros conocimientos de medicina en China se sitúan hace 5.000 años. Para conseguir el objetivo señalado, según se afirma en el monumental tratado que nos ocupa, el Partido Comunista de la República Popular China formó una comisión de científicos europeos y norteamericanos. Cabe señalar aquí que entre los 18 expertos que firman el libro los hay de diferentes universidades estadounidenses.
      Entre las auténticas sorpresas que pueden encontrarse al revisar la historia de la medicina china, es que miles de años antes del nacimiento de la medicina hipocrática (300 años antes de Cristo) y muchos miles más hasta la aparición de Freud (1856-1939), ya la medicina china sostenía que las emociones son agentes internos que causan enfermedades (neiyin).
      Las emociones son un factor que influye de forma determinante en la energía (qi) de los órganos y las vísceras, que a su vez influirán en el comportamiento emocional del individuo, cerrando un círculo vicioso que puede ser modificado actuando sobre determinadas zonas o puntos del cuerpo.

SABIDURÍA POPULAR

      Hoy por hoy resulta poco menos que ridículo que pueda negarse aquello que la naturaleza humana nos enseña: tocarnos las sienes, presionando con los dedos indices (tai yang); presionar un punto en el entrecejo (yin tran), tanto como presionar los lóbulos de las orejas, ya cuando hay cefaleas, tensión o embotamiento. Así cómo sentir un fuerte dolor en la boca del estómago cuando se está viviendo una situación de angustia o "rabieta", la medicina china nos dirá que no es el estómago sino el hígado el que, dañado por la emoción, afectará al estómago. Este último concepto podrá ser contrastado con los principios básicos de la sabiduría popular: en las zonas rurales de cualquier lugar del mundo se puede escuchar la siguiente frase, "cada vez que viene mi cuñada (también puede ser el vecino, o la suegra) me pone del hígado"; "Estoy del hígado"; "Me sentó como una patada en el hígado". El motivo de ese conocimiento es el saber que si quieres tener un hígado de gran tamaño en los animales de tu granja, hay que estresarlos de forma artificial: menor espacio para sus movimientos y/o mantenerlos despiertos todo el tiempo, entre otros métodos más expeditivos. 

DENUNCIA ESCLARECEDORA

      La sex-symbol de los años sesenta, Brigitte Bardot, hace algunas fechas denunció a los criadores de ocas (el paté de hígado de oca, el foie gras, es el más apreciado de Francia) porque poco tiempo antes de sacrificarlas las enterraban con el cuello fuera, y les daban de comer. Las ocas al no poder moverse desesperaban y alcanzaban un alto grado de estrés, consiguiendo de este modo una gran dilatación de sus hígados, objeto final del negocio.
      Hoy se ha conseguido que las encierren en unas jaulas en las que no pueden moverse durante toda su vida, de la que solo serán "útiles" sus hígados, después de muertas. (Amigo lector, debo decirle que el foie gras es delicioso y mientras le digo esto piense un poco qué pasa con los pollos y los huevos de las gallinas ponedoras, que consumimos diariamente. O, casi mejor, no lo piense demasiado: actúe).
      En Occidente preferimos creer que el primer órgano que se afecta con la emoción es el corazón, puesto que en esa situación, galopa. Es evidente que cuando el corazón galopa es porque "alguien" le está pidiendo sangre, ese "alguien" no es otro que el hígado que se ha dilatado.
      En acupuntura habrá puntos en el cuerpo para tratar tales males sin necesidad de fármacos con sus efectos secundarios. Fármacos que sin embargo serán más que bienvenidos en determinadas circunstancias, complementando una medicina con la otra, tal como se lleva a cabo en Oriente y se comienza a estudiar en Occidente.
      En el extenso capítulo dedicado a la medicina en "China, pasado y presente de una gran civilización" se recorren todos los aspectos relacionados con el tema. El porqué del pentagrama básico, los cinco movimientos, los cinco conjuntos de órganos-vísceras, sus relaciones entre si y con el color correspondiente para cada caso, con los estados climáticos, con los sonidos, los sabores. El que la unidad será siempre la unión de dos contrarios en estado indivisible (el yin y el yang y su resultado final, el TAO. Los protones y neutrones que forman el átomo). El positivo existirá solo porque existe el negativo, el blanco y el negro, el frío y el calor, la noche y el día... y así de seguido hasta el punto más conflictivo con nuestra forma de pensar, ya que según el taoísmo, la energía y la materia -el átomo indivisible en su evolución creativa- existieron siempre, desde el infinito, y existirán siempre, hacia el infinito. Como puede observarse, en ese concepto no encaja la "existencia" de un ser creador de la primera célula, con lo cual nos encontramos con un gran escollo para entendernos en el terreno filosófico, no así en el científico, ámbito en el cual, en Occidente, tal criterio no es excluyente.
      Párrafo aparte vamos a dedicar a las conclusiones de este monumental estudio que abarca todos los aspectos de la cultura, la política, la historia y en definitiva de la cultura china, del que hemos destacado el que por nuestra profesión nos ocupa: la medicina y el porqué ésta no tiene cabida en nuestros medios de comunicación occidental.     

      Aquí, después de tan larga disquisición sobre el tema, encontramos finalmente la respuesta a la pregunta inicial (reiterada en todo el texto) sobre el porqué habiendo tanto interés respecto de China, no lo hay respecto de su medicina. El citado monumental y juicioso tratado del que hemos hablado en último termino, concluye así: La mayor traba para la integración de la Medicina Tradicional China en el marco de la salud pública occidental es la industria farmacológica "que se resiste a perder beneficios a favor de una mercancía que se le escapa".

(El presente texto se lo dedicamos al paciente y amigo, Pablo de Jesús, que seguramente lo hubiese subtitulado "Basado en una historia real")