LLEGAN LOS "MEDICAMENTOS
RESCATADOS": AHORA LA TALIDOMINA
COMBATE LA LEPRA
· La talidomida se usa como tratamiento para la lepra
y para algunos casos de cáncer
y para algunos casos de cáncer
· Fármacos retirados, como Rimonabant, podrían redimirse con una nueva
utilidad
El más conocido de esta nómina es, sin duda, la Talidomida. El fármaco cuya historia cambió el devenir de la farmacología clínica y provocó que los controles de seguridad de los medicamentos se endurecieran no fue, sin embargo, eliminado, borrado del mapa tras la catástrofe que provocó entre finales de los 50 y principios de los 60. Sigue utilizándose hoy en día, aunque bajo estrictas normas de seguridad.
Pocos años después de que se retirara del mercado por sus graves efectos teratogénicos -nacieron más de 12.000 niños con graves malformaciones congénitas debido a su uso- un médico israelí descubrió casi por casualidad que las lesiones inflamatorias que padecían algunos de sus pacientes con lepra mejoraban significativamente al tomar el fármaco.
Además, la talidomida también consiguió después una autorización de uso compasivo para otros trastornos, como la enfermedad injerto contra huésped, enfermedad de Crohn o algunos tipos de artritis, entre otras indicaciones. Eso sí, su rescate está condicionado a una serie de normas; y quienes lo utilizan deben seguir un estricto protocolo que garantice su seguridad.
"Todo tratamiento con talidomida está totalmente contraindicado en mujeres embarazadas y debe ir acompañado por un programa de prevención de embarazo en todos los pacientes, tanto si son de sexo femenino o masculino, entre otros requisitos", añade García Pellicer.
Nuevas incorporaciones
Sin embargo, el fármaco podría resucitar de la mano de investigadores españoles. Un equipo de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona está estudiando su efectividad para el síndrome del cromosoma X frágil, una de las causas más frecuentes de discapacidad intelectual.
Muchos de los síntomas de este trastorno, como los problemas cognitivos o la alteración de la plasticidad neuronal, explica Andrés Ozaita, líder del proyecto, se deben a un funcionamiento anormal del sistema endocanabinoide, una red de receptores neuronales que regula los procesos de recompensa, aprendizaje y memoria. Rimonabant puede ser útil para actuar sobre algunos rasgos del síndrome, explica, porque "permite modular el receptor principal de ese sistema (CB1) y bloquearlo sólo parcialmente".
También Cisaprida, un medicamento indicado para el tratamiento del reflujo gastroesofágico cuya comercialización se suspendió en Europa en 2004 podría iniciar una nueva vida pronto, apunta García Pellicer. Caído en desgracia por los trastornos del ritmo cardiaco que se ligaron a su uso, su redención podría propiciarla un ensayo clínico que evalúa actualmente si puede ser útil en casos de esclerosis múltiple.
Husmeando en los desvanes
de los laboratorios
"Por ejemplo hay plataformas informáticas en las que a partir de las características de una molécula se puede predecir el perfil de su target incluso antes de que sea sintetizada", añade el investigador, cuyo laboratorio generó la spin-off Chemotargets, todo un referente en software de predicción de farmacología y seguridad de moléculas.
El proceso, simplificándolo mucho, puede parecerse al que se ve en las series de detectives, cuando a partir de una pista se intenta localizar al culpable cruzando millones de datos.
"Se pueden buscar tanto nuevas aplicaciones de fármacos ya existentes como posibles moléculas que sirvan para enfermedades que no tienen ningún tratamiento aceptable", apunta Raúl Insa, CEO de Som Biotech, una empresa de reposicionamiento de fármacos afincada en Barcelona y especializada en enfermedades raras relacionadas con el sistema nervioso central.
El medicamento, cuya licencia se ha vendido a una compañía farmacéutica estadounidense para que realice las últimas fases de investigación necesarias para su llegada al mercado, ha mostrado ser cuatro veces más eficaz que las líneas terapéuticas existentes hasta ahora. También han alcanzado la fase II las investigaciones con Bevantolol, un betabloqueante retirado en casi todo el mundo -aunque no por razones de seguridad-, que ha mostrado una gran efectividad en el tratamiento de la enfermedad de Huntington, entre otras. "Hoy en día, un tercio de las nuevas terapias aprobadas por la Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA) ya son fármacos reposicionados", comenta Insa. Esta estrategia, subraya, no sólo permite reducir los tiempos para que un fármaco llegue al mercado, sino también disminuir los costes de desarrollo y los riesgos totales, ya que parte de la investigación necesaria ya se ha hecho previamente. La mayoría de los fármacos que se reposicionan no provienen de productos retirados del mercado, sino de formulaciones comercializadas para las que se intenta encontrar una nueva indicación. Pero la búsqueda es incesante. "Hay casi 10.000 compuestos farmacológicos aptos para su administración en humanos", concluye Insa. "Es un desván muy grande en el que podemos encontrar tesoros".
Serendipia: hallazgos por casualidad
No todos los reposicionamientos de fármacos vienen de la mano de una búsqueda concienzuda. Algunos se obtienen por pura casualidad, de forma inesperada. Es el caso del minoxidil, que llegó al mercado como tratamiento para la hipertensión pero cambió su perfil después de que algunos usuarios notaran que su pelo se fortalecía al tomarlo. Hoy es un tratamiento aprobado para la alopecia androgénica.
También bupropión nació como antidepresivo y se convirtió en fármaco para dejar de fumar después de que en los ensayos clínicos se observara que quienes lo consumían presentaban una mayor facilidad para abandonar la nicotina. El caso más conocido es el de sildenafilo (Viagra), que tenía los días contados como tratamiento de la angina de pecho hasta que el hallazgo casual de su poder contra la disfunción eréctil cambió su destino para siempre.
Escribe: Cristina Lucio de "El Mundo"
Escribe: Cristina Lucio de "El Mundo"