pero mejor es no perderle de vista
No es un caso común, pero es bastante más común de lo que parece: niño brillante, niño insoportable. Luego de haber pasado por el castigo sutil o no tan sutil, y el reiterado intento de soborno (“si te portas bien te daré…” “Si te portas bien podrás elegir entre…” “Si te portas bien… etc.”), pasará por el tamiz pediátrico y más tarde el psicológico. Pero el niño seguirá siendo insoportable.
La
madre –que consumirá su habitual y no siempre diagnosticado psicofármaco para dormir- piensa que sería muy
fuerte solicitar al médico que medique también al niño, que a esta altura ya
habrá sido -este sí- diagnosticado de “hiperactivo”, tal como si a un paciente que
declara tener dolor de cabeza le dices que lo que tiene es “una cefalea”. Por
lo tanto, esa madre preocupada y atormentada por las quejas de maestros y
vecinos, acudirá al representante de la mal llamada medicina alternativa
(complementaria sería lo correcto) y le pide si por favor le podría
“dar algo” para su hijo, para no tener que darle “medicamentos”. En fin, está
preguntando si no hay una pócima, una planta, algo más fuerte que una infusión
de tila “porque la tila no le hace nada”.
La
acupuntura no hace milagros, pero no cabe duda que si el ryodoraku
denuncia una sobrecarga a nivel H –que la dará- con solo poner el H 2
y 3 un par de veces se notará un leve cambio, a veces bastante más que
leve. Por ello el niño no dejará de ser brillante, sino que estará más
centrado, eso es todo de momento. Y eso es todo de momento porque el problema
de ese tipo de niño es que se aburre espantosamente cuando el maestro habla,
puesto que intuye hacia dónde va el argumento, tal como cuando le habla el
padre o... la madre.
"PROBLEMAS DE CONDUCTA"
"PROBLEMAS DE CONDUCTA"
En
estos años han pasado por la consulta numerosos casos de estas o parecidas
características, sobre todo en niños varones. Uno de ellos es de especial
relevancia. Se trata de Juan (no es su nombre real). Nació en un país que ha
vivido conflictos de gran envergadura, con muertos en las calles, y sus padres
le desatendieron en todos los sentidos hasta el punto en que se convirtió en
delincuente y terminó con sus huesecillos en el reformatorio sin haber cumplido
los diez años. Terminó (comenzó una nueva vida) siendo adoptado
por una familia española.
Juan
tiene una conducta sumamente irregular. Es extraordinariamente cariñoso al
tiempo que arisco, se comporta de forma inesperada y tanto habla como si fuese
un adulto (con la ironía o cinismo de un adulto) o como un niño tonto. A veces
reacciona con inusitada agresividad. No para de preguntar de forma insistente
sobre todo lo que ve o no entiende pero al mismo tiempo hace caso omiso a todo
lo que se le quiere explicar pero que no responde a su interés inmediato.
ABSTRACCION DE SU PENSAMIENTO
ABSTRACCION DE SU PENSAMIENTO
En
cinco ocasiones –visitas a la consulta- ha visto a su madre con las agujas de
acupuntura puestas, sonriendo ésta y presionándole para que se deje poner las
suyas a lo que el niño respondió siempre “nanay”. Las presiones
de su madre para que le hiciéramos acupuntura a su hijo recibieron como
respuesta que no le obligaríamos. Lo que hicimos fue ponernos una aguja en la
cabeza y de forma natural hablar con su madre o entre nosotros sin hacer
mención a las agujas. No tardó ni un minuto en preguntar el por qué de aquello, la
respuesta fue “porque nos tranquiliza, nos permite trabajar mejor y nos hace
sentir más fuertes e inteligentes”. Inmediatamente se hizo presente el “yo
también quiero".
UNA AGUJA EN LA CABEZA
UNA AGUJA EN LA CABEZA
En
la siguiente sesión, luego de una medición del ryodoraku, auscultación
de la lengua y un –en este caso breve- interrogatorio sobre sus costumbres,
alimentación, así como por sus impresiones sobre maestros y compañeros de
estudio, que respondió mirando para otro lado y con gestos o sonidos guturales,
le fueron aplicadas diez agujas, cuatro bipolares y dos unitarias (R3/ H2 y 3/ C7/ Du 20/ In trang). Pero
ya no se mostró tan quietecito: había tenido que soltar el dibujo para las C7. Cuando recibió la visita de su
madre –que había cumplimentado su sesión- Juan, con sus agujas puestas, la miró
a los ojos y le dijo: “Que, estarás emocionada ¿no?”.
¿Podremos
conseguir que se sienta menos culpable? (*). ¿Regular su energía, su
“equilibrio”? Por supuesto que sí. ¿Será posible conseguir que desarrolle su
inclinación artística? Esto es mucho más difícil, puesto que todo su entorno,
la propia sociedad en que habita, estará mucho más preocupada por su
comportamiento, por sus rabietas, por su hablar apresurado, por sus movimientos
bruscos, que por cualquier otro valor sustancial.
Si
todo “sale bien”, según los “bien pensantes”, podremos conseguir domar al
personaje y hasta convertirlo con los años en un funcionario del Estado o un
carpintero. Si perdemos a un artista, tal vez solo perdamos a un genio intratable
que será descubierto unos cuantos años después de haber fallecido en la
pobreza. Habremos conseguido “meter un palo cuadrado en un agujero redondo”
(**). En todo caso es necesario comprender lo difícil que es para una madre
sobrellevar la relación con un hijo al que ama y al tiempo le provoca un
importante grado de temor.
Solo para cinéfilos:
