y, por fin, acupuntura, moxa y comprensión
La paciente (M.T.J.) es una mujer joven -ventiseis años- bien agraciada, algo tímida, hija única, pertenece a una familia en muy buena situación económica, residente en un pueblo de veinte mil habitantes, casada desde hace dos años con el empleado de una gasolinera. Se presenta diagnosticada de anorexia con un "principio de miastenia gravis". Sin embargo, ambos conceptos no figuran en la copia oficial del diagnóstico, "se lo dijo el médico a mi madre".
Su analítica presenta unos valores bajos en hierro, no demasiado pronunciados y la hemoglobina en 9 gramos por decilítro. Por lo demás, está trabajando, "solo que me canso con facilidad", confiesa. No se siente feliz y, aunque no presenta destacados signos de depresión, si de tristeza.
El "rioduraku" (nuestro sistema de medición energética) nos daba un alto indice en hígado y un nivel muy bajo en riñón. Alto el bazo, con el corazón y el pericardio en niveles considerablemente bajos en relación a los demás órganos y vísceras.
Debidamente informada sobre los síntomas que suelen aparecer con estos niveles: mal descanso, despertar a media noche, algo de irritabilidad, contractura cervical, junto a los ya manifestados por la paciente y ante el consentimiento por su parte de que así era, que el cuadro que exponíamos respondía claramente a su caso, pasamos a tratarla con acupuntura: H3, en dirección al R1/ H8/R3 y 7/E36 con moxa en la aguja/B15/B6 más B9 y 10/Ren12/IG4-11/Tai Yang/Yin Tang/Du20 y P9, todo un clasico.
Dos datos-síntomas que asumió rapidamente y que asintió con su cabeza junto a una sonrisa triste: no hay líbido y, tanto se puede sentir por la mañana con un punto de depresión, como por la tarde con un punto de ansiedad (los dos primeros, libido y depresión, corresponden al riñón en vacio, asi como la ansiedad al hígado en plenitud, que es su caso).
SIN EXPLICACION ALGUNA
M.T.J. sí nos dijo que cuando iban a la consulta del psiquiatra, su madre y marido entraban primero a hablar con el y luego la hacian pasar a ella. Según su versión, el profesional se limitaba a amonestarla porque no quería comer y a recetarle antidepresivos que, poco a poco ella había ido espaciando en la toma a medida que se iba encontrando mejor.
Sus sesiones de acupuntura se fueron distanciando de unas a otras hasta llegar a una cada veinte dias y asi permaneció durante dos años, hasta hoy. En el transcurso de ese tiempo hemos sabido por su propia confesión y alcanzada una confianza mayor, que antes de casarse estaba profundamente enamorada de un joven muy atractivo y algo altanero, de "buena familia" y del mismo pueblo.
HUIDA HACIA ADELANTE
Justamente desde esas fechas es cuando dejó de tener apetito y "querer estar muy delgada y guapa" y, por último, tambien nos confesó que cuando estaba mejorando con acupuntura, algunas veces se cruzó en la calle con su antiguo amor y el "me sonreia con gesto de burla", y que eso la hundía, "me mataba... hasta que quedé embarazada".
J.L.E y P.R.