La Acupuntura en el Próximo Siglo
* Aplicación de las terapias acupunturales en Oriente y Occidente
* Interpretación del concepto “energía” en Oriente y Occidente
* El diagnóstico bioenergético y su utilidad
* La acupuntura sintomática y el tratamiento de la causa patológica
* Medicina alternativa y medicina complementaria
(Medicina complementaria, primer paso de acercamiento de la Medicina Occidental a la Medicina Oriental)
* Aceptación de la acupuntura por parte de la OMS
(Organización Mundial de la Salud) y la (UNESCO)
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
* Ejemplos cotidianos de aceptación. Tres sensibilidades diferentes:
c) El desconocimiento
* El futuro de la acupuntura en España (secuelas de un informe
del Ministerio de Sanidad)
Un breve repaso por la historia de la aplicación de la acupuntura a nivel mundial nos llevaría de sorpresa en sorpresa. Hay numerosas versiones sobre su origen, por lo tanto, debemos situarnos en aquella que está escrita: el Nei King. El Nei King, escrito hace cinco mil años es el libro sagrado –por llamarlo de alguna forma- del Taoísmo y el Taoísmo es esencialmente la forma de pensar china, aplicable por supuesto tanto a la medicina como a todas las actividades humanas.
Según este principio, todos los elementos tienen su contrario, por tanto no hay un “uno”, sino la suma del uno y el dos. Así tenemos que el uno y el dos hacen al tres y el tres al resto de los elementos. El uno es el Yin, el dos el Yang y el tres el Tao. O, lo que es lo mismo, el uno es la materia, el dos la energía, y el tres el átomo y éste el componente de todas las cosas. Es imposible separar la materia de la energía, donde hay una habrá la otra. El intento de intervenir en ello producirá el desencadenamiento del átomo, el “bum”, el rompimiento, el gran descubrimiento de Einstein.
Por el mismo razonamiento, el taoísmo llega a la conclusión de que siempre hubo materia y energía y siempre la habrá, puesto que no hay principio ni fin. Por tanto, alguna vez pudo haber civilizaciones mucho más avanzadas que la nuestra, que fueron destruidas o autodestruidas dando paso a otras etapas del devenir universal, única explicación racional para algunos descubrimientos aparentemente inexplicables, como puede ser el astronauta integrado en una pirámide azteca, las gigantescas pistas talladas en la superficie de roca de Nazca, milimétricamente trazadas, o las monumentales esfinges de la Isla de Pascua, o encontrarnos en el Nei King, escrito hace cinco mil años, una ilustración en la se muestra que la Tierra gira alrededor del sol, cuando en Europa, cuatro mil quinientos años después, todavía se creía que la tierra era plana, hasta que apareció Colón, queriendo demostrar lo contrario.
Pues bien, con estos mimbres orientales se tejió la trama, la misma que se utiliza para explicar todo aquello que tiene que ver con la salud.
Hoy por hoy, gran parte de los razonamientos orientales son expuestos por la ciencia occidental aún mostrando en algunos casos evidentes contradicciones. En tanto, ya en el último siglo, la historia cambió el rumbo de la medicina en China. Hasta los años 30 y cuarenta la población de aquel pais no superaba los seiscientos millones de habitantes. En los últimos 70 años pasó a alcanzar los mil trescientos millones.
Ello fue asi porque hasta aquellos años la medicina tradicional-popular se transmitía de maestro a alumno pero no tenía presencia oficial en la Universidad, fue el gobierno de Mao el que decidió llevar la medicina tradicional a la universidad y darle carácter oficial, medicina que permitió un mejoramiento sustancial en la salud de la población, junto al hecho evidente que hasta el último chino pudo alcanzar el plato de arroz diario, a pesar que hoy por hoy millones de habitantes no han superado esa condición pero, ambas cosas (medicina tradicional y plato de arroz) permitieron duplicar la población.
En estos momentos, el tratamiento por acupuntura es parte vital de la sanidad en aquel pais, solo que, aunque pueda sorprender al neófito, es una técnica complementaria. Para la sanidad china, todas las técnicas son complementarias de un conjunto que es la medicina. La medicina es la unidad del todo, dicho de otra forma, en China, todo lo que cura, vale.
La valoración prioritaria de la acupuntura se establece en aquel pais en orden a las patologías consideradas crónicas. En tanto las mismas patologías en su período agudo, son tratadas por medio de medicación occidental pero, siempre, desde una perspectiva holística, visto el paciente tanto desde la apreciación de su patología como de su entorno familiar, su trabajo, situación económica, historia genética, etc. etc.
EXPERIENCIAS
En los últimos 20 años he efectuado prácticas de acupuntura por cuatro veces en distintos hospitales de Pekín. El pasado año, mi mujer y yo hemos estado en tres hospitales diferentes. Uno de alto standing, un segundo de nivel medio, y el tercero, extremadamente humilde, cuasi cutre. Fue en este último, en el extrarradio de Pekín, donde se atiende a pacientes de nivel económico bajo, trabajadores manuales, campesinos, obreros de la construcción, etc. donde hemos podido evaluar con mayor evidencia los avances en los tratamientos acupunturales para patologías de carácter crónico.
Pero, hete aquí que en los otros dos, también se aplica la acupuntura. En el que he calificado de alto standing, por ejemplo, se utiliza para tratamientos como la obesidad o la estética (acné, manchas, etc.), pero, siempre, valorando el estado emocional del paciente. En fin, desde una perspectiva holística.
En tanto, en Occidente, la diversidad manda. Ya por ignorancia, por prepotencia, o por preponderancia del negocio farmacéutico, en algunos países se aplica de forma oficial y con apoyo estatal, en otros de forma mas o menos abierta y en el resto tal como si fuese algo mágico, curanderil.
Para algunos observadores la acupuntura esta pasando por el mismo proceso que vivió la psicología o, incluso, la fisioterapia, hoy consideradas como parte del tratamiento sanitario oficial pero, aún hoy, como algo “secundario”, cuando su complementariedad es más que evidente.
En nuestro pais he llegado a ver en TVG a un profesional afirmando que la acupuntura puede aplicarla hasta “la señora de la limpieza”, ya que no está regulada. El impacto negativo de tal afirmación es evidente. Cuando esto es así en todos los órdenes, puesto que quién aplica la quimioterapia no es el oncólogo, sino la enfermera, o quien inyecta el medicamento en casa no es el médico ni la enfermera sino tal vez la madre del enfermo, que puede ser una “señora de la limpieza”. La diferencia es que quien aplica la acupuntura es el acupuntor, que tendrá que tener una formación y práctica adecuadas, así del nivel alcanzado en esos estudios o prácticas dependerá el éxito de sus tratamientos.
Hoy por hoy en España un licenciado en medicina, aún sin estudios de medicina tradicional china y de prácticas suficientes, puede aplicar la acupuntura legalmente, tanto como por error recetar un medicamento inadecuado que, en el mejor de los casos, resulte inocuo. Hay que subrayar que la medicina nunca se equivoca, quién puede equivocarse es el médico, tal como que la acupuntura nunca se equivoca, quien puede equivocarse es el acupuntor. Por tanto, en principio, quien ejerza la profesión deberá ser alguien al menos con la preparación teórica y práctica suficientemente probada, si además tiene talento, predisposición, le gusta hacer lo que hace, los seres humanos le despiertan cariño, aunque piensen de forma diferente, funcionará, y funcionará bien.
Por último habrá que decir que, sin duda, ineptos y mentalmente cerrados, los hay en ambos sectores, tanto en la medicina natural como en la oficial. El motivo –reiteramos- habrá que buscarlo justamente en el hecho de que en nuestra sociedad la medicina natural, o sus variadísimas técnicas, se interpretan como un ejercicio de medicina alternativa y no complementaria.
Veamos, de forma lo más explicita y breve posible el origen de la diferencia entre un enfoque alopático, y otro de carácter bioenergético: en el primero de los casos nos encontramos con un criterio básicamente químico, así, la energía será confundida con la euforia, o la euforia con energía. Ejemplo: “si no me tomo mi cafelito de la mañana no tengo energía para nada”. La Micebrina, el Farmaton-Complex, etc. aparecen en estas fechas en los escaparates de las farmacias y en la publicidad televisiva, y no es casual, los laboratorios saben que la primavera produce astenia en la población. Lo triste es que algún naturópata proceda del mismo modo recetando ginseng, eleuterococo, etc.
El aceite de oliva, el limón, la miel, etc. tonificarán el yin de hígado, en tanto que el agua, preferentemente la del manantial, como la del mar, o ambas combinadas, tonificarán el yin de riñón. En este orden de cosas hay aquí profesionales que saben mucho más que yo de esto. En acupuntura lo tenemos más claro aún, tonificando directamente ambos yin de ambos órganos. Así, estamos trabajando en dirección a la primera causa de la astenia primaveral.
Inclusive el dolor debería ser tratado del mismo modo, ya que el dolor es bueno, es la alarma que se enciende para decirnos que allí hay un problema. El objetivo no debe ser apagar la alarma, sí el incendio. Para ello habrá que investigar donde y porqué ardió aquel prado, o moqueta, lo terminó activando el sistema de alarma.
Este es el enfoque bioenergético y su futuro está garantizado de forma irrevocable, ineludible, avance lo que avance la tecnología farmacológica. Sobre todo si esta ultima no busca desarrollar técnicas que permitan fortalecer el sistema inmunológico para evitar –por ejemplo- el cáncer, en lugar de intentar solo “matar” el mal una vez aparecido. Aunque, no se puede negar que lo primero –fortalecer el sistema inmunológico- no es negocio y lo segundo –“matar” el mal, aún dañando los tejidos buenos- aporta una gran rentabilidad.
En cuanto a la aceptación oficial occidental de la acupuntura, ya en 1979, y ante la creciente popularidad de esta técnica terapéutica y el interés de algunos países para introducir los tratamientos propios de la medicina tradicional china en el sistema nacional público de salud, la Organización Mundial de la Salud elaboró unas directrices sobre la seguridad de la acupuntura y su efectividad.
En ese mismo año, la OMS publicó un documento con las enfermedades, que por su evolución y efectividad eran recomendadas de tratarse con acupuntura. Estas disposiciones y directrices fueron ampliadas en el 2004 y, actualmente, la OMS recomienda la acupuntura para las siguientes patologías o síndromes:
Enfermedades respiratorias
-Sinusitis aguda
-Rinitis Aguda
-Catarro común
-Bronquitis aguda
-Asma
Enfermedades Gastrointestinales
-Espasmo esofágico
-Gastroptosis
-Gastritis aguda y crónica
-Hipeacidez gástrica
-Ulcera y colitis duodenal crónica
-Estreñimiento y diarrea
-Íleo paralítico
-Colon irritable
Enfermedades Neurológicas
-Cefalea
-Migraña
-Neuralgia del Trigémino
-Parálisis facial en estado temprano
-Neuropatía periférica
-Secuelas de accidente vascular cerebral
-Síndrome de Meniere
-Vejiga Neurógena
-Enuresis nocturna
-Neuralgia intercostal
Enfermedades oculares
-Conjuntivitis aguda
-Retinitis central
-Miopía en niños
-Ojos secos
Enfermedades de la boca
-Dolor de muelas
-Gingivitis
-Faringitis aguda y crónica
Enfermedades músculo esqueléticas
-Periartritis escápulohumeral
-Codo de tenista
-Ciática
-Lumbalgia
-Artritis reumatoide
-Desórdenes psicosomáticos
-Insomnio
-Fatiga
-Estrés
Y, por último, en enfermedades de la piel
-Eczemas
-Psoriasis y…
-Herpes Zoster
En este contexto, así como el traumatólogo recomienda al paciente que reciba atención del fisioterapeuta, o el médico –de cualquier especialidad- puede recomendar al paciente que visite al psicólogo, tanto uno como los otros, bien pueden sugerir que en las citadas patologías y cuando el paciente no ha respondido positivamente a la medicación, o está muy recargado de esta misma, se visite al acupuntor. De hecho, no son pocos los profesionales que asi lo hacen, bien lo he podido comprobar en estos últimos años.
Por su parte, la UNESCO, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en el pasado año a declarado a la Acupuntura Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
La decisión se tomó durante el encuentro anual que el organismo realizó en Nairobi, Kenia. En la reunión se evaluaron las candidaturas que 29 países presentaron para que algunas de sus artes tradicionales, danzas, teatro, música o gastronomía formen parte de la lista, que está integrada por unos 200 elementos culturales de todo el mundo.
En la misma ocasión, China también logró que se incluya la moxibustión, tratamiento que utiliza el calor que emite la combustión de la planta Artemisa Vulgaris para aliviar determinado tipo de contracturas, tensiones y patologías de origen frío.
Según el informe que justifica la decisión tomada por el organismo internacional, uno de los tantos hechos que se han tenido en cuenta es que “científicos de la Universidad de Rochester, en Nueva York, detectaron que en la acupuntura, al girar la aguja se afectan un grupo de células que liberan un antiinflamatorio natural”.
El mismo informe señala que “la acupuntura es apropiada para el tratamiento de un amplio abanico de patologías, como hernias de disco, alergias, procesos inflamatorios o infecciones gripales”.
Cualquier observador independiente puede deducir la sonrisa que tales afirmaciones pueden provocar entre quienes son conocedores de la historia milenaria de la acupuntura, no digamos –si pudiésemos consultar a todos ellos- entre quienes son beneficiados por los tratamientos recibidos en los últimos cinco mil años.
DIFERENTES CRITERIOS
No obstante, en nuestro espectro sanitario tenemos tres niveles de reacción entre los profesionales de la medicina. El primero es el que corresponde a quienes son conocedores de la medicina china y la aconsejan en más de una ocasión. El segundo corresponde a quienes se rinden a la evidencia aún desconociendo el porqué de la efectividad de los tratamientos por acupuntura. Son los que afirman: “si le va bien no deje de hacerla”. Y el tercer nivel es el de quienes por desconocimiento, prefieren el prejuicio: “eso de la acupuntura no sirve para nada, en el mejor de los casos solo ofrece un efecto placebo”.
Estos últimos no deben ofender a quienes practicamos la acupuntura, porque tales opiniones son producto del desconocimiento, de la ignorancia respecto a la terapia y al diagnóstico bioenergético. A mi en particular es a quien menos me ofende, puesto que yo pensaba así hace veinticinco años atrás y fue por una casualidad, al haber escuchado a un respetado intelectual y amigo, en una tertulia en la que yo mismo participaba, hablar con admiración sobre la medicina china. Al dia siguiente estaba comprando mi primer libro y comencé a experimentar un fuerte sentimiento de vergüenza al ser consciente de que había estado prejuzgando algo durante mucho tiempo. Esa experiencia me sirvió de mucho para superar otros y no pocos prejuicios.
Un dato escalofriante es el de que en España de un total de 788 hospitales –según el último Catálogo Nacional de Hospitales editado por el Ministerio de Sanidad en el año 2007- solo doce cuentan con un servicio oficial de acupuntura y los doce están en la comunidad andaluza, concretamente en las ciudades de Málaga, Huelva, Córdoba, Sevilla y Cádiz.
Por lo visto el Ministerio desconoce que en casi la totalidad de los restantes siempre hay algún profesional que de forma oficial o no, colabora con las unidades del dolor, o en los diferentes servicios especializados del centro, como apoyo complementario a las terapias farmacológicas establecidas por los correspondientes protocolos. Si bien es cierto que esto último, es apreciado y despreciado en distintas proporciones por el cuerpo de profesionales médicos de estos mismos centros hospitalarios. “En todas partes cuecen habas” afirmaba mi abuela de Bilbao que falleció mucho antes de conocerse el caso Urdangarín.
Como sabéis y si no lo sabéis os lo digo, el Ministerio de Sanidad a dado a conocer un extenso informe que tituló: “Análisis de Situación de las Terapias Naturales”. Del informe se desprende un criterio general que podríamos sintetizar del siguiente modo: Las terapias naturales no sirven para nada, además se ser un riesgo para la salud.
De todas las técnicas –enumera 139- la única más o menos apreciada es la acupuntura, a la cual se la valora en su aspecto o vertiente menos importante: el supuesto efecto “endorfínico” que producen las agujas al ser insertadas en el cuerpo humano, así como el efecto placebo de tal técnica producido por la mera sensación de mejora que en realidad se debería a una cuestión solo de orden psicológica.
El análisis supone que el paciente, en este caso una vaca, un perro, un caballo, un cerdo o una oveja, mejorará de su contractura muscular, de su prolapso, de sus calambres o de sus dolores específicos, porque el veterinario es una buena persona que le pone las agujas para hacerle bien y que las agujas le proporcionarán el beneficio por su carácter cuasi mágico. Asi como la planta que se está secando mejora con acupuntura por motivos psicológicos, provocando un efecto placebo. ¡Oh!, pardón, olvidaba decir que la experimentación veterinaria o agrícola con acupuntura tiene tanta antigüedad como la implantación en seres humanos en civilizaciones mucho más antiguas –que no atrasadas- que la nuestra.
En cualquier caso, no existe ningún psicofármaco –por ejemplo- que cure, todos ejercerán sólo un efecto placebo en el paciente, hasta que su entorno –especialmente de su entorno aquello que le desequilibra- cambie en su beneficio, o asi lo entienda el paciente. Mientras tanto, su “rabia” interior, o su tristeza, quedarán encubiertas por la droga que consume, produciendo asi, su efecto placebo. Este razonamiento me lo ofrecía hace algún tiempo, el que fuera durante más de veinte años director del hospital Psiquiátrico de Santiago, doctor José Manuel Lado.
En cuanto a las atenciones más generales de la medicina, solo daremos un ejemplo: el abultado, casi desmesurado, número de analgésicos –el tratamiento más utilizado en el mundo- que nos ofrecerá el efecto placebo más deseado por todos nosotros y que se produce cuando desaparece ese dolor que nos está quemando, cuya causa (artritis, artrosis, migrañas, contusiones, pinzamientos, etcétera, etcétera) seguirá invariable, e incluso agravándose en el tiempo, mientras disfrutamos del citado efecto placebo del analgésico.
En este punto diremos que es tan imbécil el alópata que rechaza toda ayuda complementaria a la farmacología, como el naturista, naturópata, u homeópata que invalida globalmente la aportación de la tecnología farmacéutica alopática. En el sistema hospitalario chino, por ejemplo, vale todo y, en todo caso, para las patologías agudas se utiliza mayormente y en principio el tratamiento sintomático, alopático, pasándose luego a los tratamientos homeopáticos. Así como en las patologías crónicas se las atiende siempre por una vía más holística, con medicina natural, bioenergética, alimentaria y/o acupuntural. Y es que los chinos no son todos comunistas, pertenecen a una civilización más antigua y, en algunas cosas, hoy por hoy, se sitúan en unos niveles mucho más avanzados que los nuestros. Vamos, que no solo saben comer con palitos…
Asi, pretender desvalorizar la homeopatía o la acupuntura con el sambenito de “solo ofrece un efecto placebo”, resulta ser una pretensión ridícula, sino ofensiva a la inteligencia del paciente. Aunque ya sabemos que infinidad de veces este, el paciente, recibirá el diagnóstico de “sacralgia” ante la consulta por un dolor en el sacro. Las “álgias” y las “itis” han ayudado muchísimo al negocio sanitario en los últimos dos mil años.
Por otra parte, el citado informe no publica el método de análisis utilizado. No informa, por ejemplo, sobre si se han llevado a cabo pruebas de doble ciego con las distintas terapias que, tal como ya dijimos, enumera 139, entre las cuales aparece un gran número de ellas totalmente desconocidas en nuestro ámbito, o que tal vez las ponga en práctica un número muy reducido de terapeutas. Mi abuela hubiese dicho: “confunden ajos con cebollas”.

Respecto a los profesionales que han participado en el análisis y redacción del informe, solo se dice que son “expertos del Instituto Carlos III, del Ministerio de Educación y de las Comunidades Autónomas” al tiempo que afirman que han consultado con una serie de asociaciones, federaciones, colegios y sociedades, vinculadas a las terapias juzgadas, que, de ser así, por el resultado final bien puede decirse que no han hecho ningún caso a las opiniones de los únicos expertos que deberían informar con certeza sobre el resultado de estos tratamientos. También podría pedirse que dieran su opinión un número suficientemente convincente de pacientes tratados con esas terapias, pero, como siempre en estos casos, la opinión de los últimos afectados es la menos importante para el sistema establecido.
El alerta más importante que emite el informe podemos sintetizarlo en el cuarto de los cuatro ítems que comprenden sus conclusiones. Según afirma el texto: “Aunque estas técnicas suelen considerarse más inocuas que las de la medicina convencional, se han conocido casos en los que los usuarios han resultado lesionados por practicantes no cualificados”. Creo que tal afirmación no merece otro comentario que el de “como si con los tratamientos convencionales no se hubiesen detectado casos de lesiones leves y de las otras, tanto por incompetencia del profesional o por efectos producidos por la medicación química”. Lo cual no invalidaría en absoluto los beneficios que trae consigo la aplicación de infinidad de tratamientos con fármacos en el contexto de nuestro sistema sanitario.
Ahora bien, teniendo en cuenta la situación actual, el estado de la economía, la crisis nacional e internacional, que nos hace vivir en plena tensión social, económica, familiar y hasta personal (hay más ansiedad y depresión en la población en general y –tal como dice el poeta- “hasta los más lucidos empiezan a tener los ojos pequeños como los peces de las profundidades”). Repito: en esta situación, con la disposición oficial a recortar los servicios sanitarios, con las listas de espera no solo para las pruebas radiológicas y las intervenciones quirúrgicas, sino para las simples citas con especialistas, ¿a que viene esta campaña contra los servicios sanitarios o parasanitarios complementarios que, en numerosísimos casos, evitan la atención convencional hospitalaria?.
La repuesta ya la hemos dado, pero insistimos: la abrumadora mayoría de pacientes que inician tratamientos naturopáticos, van dejando lentamente de consumir medicamentos, lo cual es muy mal negocio para las multinacionales farmacéuticas. Empresas que son mucho más poderosas que los bancos, incluso son propietarias de voluminosas carteras accionariales de los mismos. Habría que recordar a aquel empresario que con un crédito del banco más importante del pais, compró un paquete accionarial de una multinacional farmacéutica y luego, con el aval de ese valor pidió otro crédito al mismo banco y, con ese dinero, compró acciones de, siempre, ese mismo banco, hasta el 16 por ciento del total, con lo cual, el ser propietario de la mayoría de la minoría, consiguió la presidencia de, siempre, ese mismo banco, alcanzando un poder impresionante. El banco se llamaba Banesto y el empresario, Mario Conde. La multinacional farmacéutica era la italiana Montedison. El resto es más conocido: el empresario estuvo en la cárcel y hoy por hoy es casi un ídolo para numerosos subnormales sustentadores de poder y no poder.
Las multinacionales farmacéuticas no solo compran bancos, compran la voluntad de numerosas autoridades gubernamentales, porque la enfermedad es un gran negocio, limpio y hasta altruista por fuera y muy sucio por dentro, pero gran negocio al fin. Esa es la explicación de esta y otras campañas contra la medicina natural. Campañas por cierto denunciadas tanto por naturópatas como por numerosos políticos, autoridades sanitarias, médicos, científicos, etc, no contaminados por aquello que mi abuela llamaba “el vil metal”.
Texto: José Luis de Elorriaga y Canosa - Patricia Reguera