el psicólogo no receta psicofármacos
Algunos alumnos nos preguntan qué hacer cuando el paciente nos dice no querer recibir tratamiento con agujas, porque las agujas "me pinchan", o porque "no las soporto". Ese es el momento en que quienes impartimos las clases nos preguntamos a qué ha venido el alumno.
La respuesta parece fácil, pero el interrogante tiene su miga. Es evidente que no se te ocurre pedir gasolina en la frutería ni fruta en la gasolinera. Entonces... ¿a que viene la pregunta?
Supongamos que el paciente le dice al médico "a mi no me recete medicamentos porque no me caen nada bien, mi organismo no los soporta". El paciente le pide al psicólogo aquello que solo el psiquiatra puede hacer: "recéteme algún tranquilizante porque no puedo dormir", o el paciente le dice al fisioterapeuta "a mi no me manipule, ni me de masajes, porque no soporto que me toquen". Si la respuesta del frutero será "si quiere gasolina acérquese a una gasolinera", ¿por qué el acupuntor no puede decir "si no quiere agujas vaya usted al naturópata, al homeópata, o a Lurdes", por ejemplo?
RESPUESTA "TOTAL"
El motivo es que el terapeuta (ejerza la especialidad que ejerza) pretende dar una respuesta "total" a la patología que presenta el paciente. O bien porque teme perderlo.
El acupuntor no tiene porque hacer otra cosa que acupuntura, puesto que si ha estudiado Medicina Tradicional China, bioenergética, la Ley de los Cinco Movimientos, etc, en síntesis, los mecanismos de observación que le permiten detectar el desequilibrio energético del paciente, sabe que la terapia pasará por aplicar acupuntura en aquellos puntos que regulen el citado desequilibrio.
Es verdad que, si el acupuntor tiene conocimientos de fitoterapia, podrá aconsejar la ingesta de alguna infusión, de algún producto de herboristería, etc. Si tiene formación kinesiológica, de tui na -masaje chino- o sobre algún otro tipo de tratamiento, también podrá ayudar a su paciente, tanto como el fisioterapeuta o el médico que ha estudiado Medicina Tradicional China, podrá ayudarse en sus terapias con acupuntura. Pero ninguno de ellos tiene porqué saberlo todo y mucho menos, de todo, mucho.
Así es como de pronto aparece la oferta de servicio de diferentes profesionales verdaderamente expertos en su especialidad. De tal forma que el paciente potencial, el que demanda un servicio concreto sea el que llega al fisio, al masajista, al kinesiologo, al homeópata, al psicólogo, al acupuntor, solicitando terapia de aquel que ha continuado estudiando, de aquel que ha profundizado y ganado experiencia en su "metier", de aquel que, en definitiva ofrezca una mayor garantía profesional.MAS COSAS
De verdad preventivo, en el que el médico, el terapeuta, reciba al paciente que, por ejemplo, quiere "prepararse" para el cambio estacional, la próxima boda suya o de su hija, la también próxima intervención quirúrgica, un viaje importante, exámenes, etc. O a quien tiene que reparar su estado emocional por una ruptura sentimental, por haber hecho un esfuerzo inadecuado, etc.
EL MEJOR EJEMPLO
El acupuntor debe aprender esa lección de humildad: admitir sus limitaciones, encontrar el camino correcto a la hora de, en su caso, derivar al paciente hacia el profesional adecuado y educarle para que entienda que la acupuntura es una terapia de un gran valor preventivo y muy eficaz en los casos de enfermedades crónicas, ya que ofrece la posibilidad de conseguir una mejor calidad de vida, pero que no es mágica, en fin, que no hace milagros
Ante la segunda y esperada pregunta del alumno ("Pero habrá pacientes que no pueden pagarse el tratamiento ¿qué hacer entonces?). La única respuesta es para muchos dolorosa, para otros será la apertura de una gruesa y pesada puerta: No cobrarles.
JLE y PR
JLE y PR